El aire que respiramos no solo incide en la salud, sino que puede ser un factor determinante a la hora de provocar una explosión. De hecho, tareas tan sencillas como transportar, fabricar o manipular productos pueden provocar una explosión.
Una explosión es una reacción de oxigenación o descomposición súbita que produce un aumento de temperatura, presión o las dos simultáneamente. Si el calor no se puede disipar rápidamente, hay una expansión de gases y desprendimiento de una gran cantidad de energía.
La seguridad en el trabajo es esencial: asegura la salud de los empleados y la eficiencia de una empresa. Cuando intentamos crear un entorno seguro, una de las cuestiones en las que menos pensamos es la calidad del aire.
En el sector industrial se trabaja con miles de sustancias inflamables que, en contacto con el oxígeno, tienen una mayor probabilidad de entrar en combustión. Estas sustancias pueden liberarse con acciones tan comunes como almacenamiento, transporte o manipulación
Según el estado físico de las partículas inflamables que se esparzan, se han clasificado dos atmósferas explosivas (ATEX):
– Atmósferas de gas explosivas: son ambientes laborales donde encontramos partículas en suspensión inflamables en estado gaseoso.
– Atmósfera con polvo explosivo: se trata de espacios en los que se mezcla el aire con sustancias inflamables en forma de polvo o fibras.
Además, hay muchos trabajos industriales en los que se forman estas atmósferas. Sin embargo, los más habituales son donde se realizan labores de soldadura, de lijado, corte o pulido.
Para evitar que un espacio de trabajo se vuelva explosivo y dañino para la salud de trabajadores, hay que implementar una serie de medidas de seguridad laboral: aspiración y filtración.
Lo que determina que un espacio sea explosivo o no son partículas y sustancias que permanecen en el aire. La forma ideal para eliminarlas es a través de un sistema de aspiración y filtración. No obstante, no cualquiera vale para esta finalidad, tiene que ser uno adaptado al entorno industrial. Siguiendo la clasificación ATEX, optaremos por la aspiración industrial o la aspiración de polvo.
En primer lugar, la aspiración industrial es un sistema de captación del contaminante con o sin filtración del mismo. La aspiración industrial se recomienda en espacios en los que se trabaje con soldadura, soldadura electrónica, corte y grabado con láser.
Al trabajar con herramientas de fresado, corte o lijado, la aspiración industrial consiste en acoplar un colector – con una manguera conectada al sistema de aspiración – a la maquina con la que estamos trabajando, por lo que el polvo se captura antes de que lo respire el trabajador y se filtra.