El Covid-19 ha provocado la mayor crisis de la historia de la aviación, pero no todas las compañías lo han sufrido de la misma manera. Las aerolíneas de bajo coste han sabido adaptarse mejor a este panorama de incertidumbre al estar menos expuestas al tráfico internacional de larga distancia, que se ha visto seriamente alterado por la crisis sanitaria.
Así, la disminución de plazas ofertadas durante marzo y abril de 2020 fue mucho más pronunciada en las aerolíneas tradicionales que en las de bajo coste, mientras que la tendencia de recuperación según se han ido levantando las restricciones de viaje es similar en ambos tipos de compañías.
“Las aerolíneas de bajo coste operan en mercados regionales (intracontinentales) y, en consecuencia, tienen menor exposición a las dinámicas de los mercados de largo radio (intercontinentales), que fueron los primeros en cerrar a principios de febrero y son los que se han mantenido más inactivos en la recuperación a causa de las restricciones determinadas por los gobiernos”, explica Pere Suau-Sánchez, investigador de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Tras analizar todos los vuelos programados en Europa de 2001 a 2019, la investigación revela que, en 2001, las aerolíneas de bajo coste representaban el 5,3% del total de asientos disponibles del mercado, lo que significa 37 millones del total de 701 millones de plazas.
Entre 2001 y 2019, la oferta de viajes aéreos europeos se duplicó y el mercado de bajo coste creció de forma exponencial: aumentó hasta 14 veces su tamaño, de tal forma que en 2019 estas compañías representaban un 37,3% del total de asientos ofertados, lo que se traduce en 534 millones de asientos de los 1.430 millones de plazas.
La crisis financiera de 2008 supuso un paréntesis en el crecimiento de estas compañías. Asimismo, los datos reflejan que los países de Europa del Este han experimentado una expansión de estas aerolíneas unos años más tarde que el resto de Europa. “El desarrollo más tardío del tráfico de bajo coste en Europa del Este va ligado a la entrada en 2004 y 2007 de diversos países del Este a la Unión Europea”, recuerda el investigador de la UOC.
De cara al futuro y teniendo en cuenta este nuevo escenario pospandémico, Suau-Sánchez sostiene que el sector aéreo tendrá menos compañías, concentrará su actividad en los mercados más grandes y tendrá menos pasajeros de negocios. “Deberá focalizarse en la sostenibilidad económica y ambiental para asumir un creciente número de cambios”, concluye.