La misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) está completando con éxito sus pruebas previas al lanzamiento, según anunció en un evento celebrado este miércoles en las instalaciones de Redwire en Kruibeke, cerca de Amberes (Bélgica). Liderado por Sener, en estrecha colaboración con un equipo industrial formado por Redwire, Airbus, GMV y Spacebel, y en el que participa un gran consorcio formado por más de 29 empresas de 17 países, Proba-3 demostrará la viabilidad de vuelos en formación de alta precisión mediante satélites en espacio.
Tanto España como Bélgica participan en Proba-3. Sener es el contratista principal de la misión, responsable tanto del segmento de vuelo como del de tierra, junto con Airbus Defence and Space, que llevó a cabo el diseño y fabricación de las dos plataformas, y GMV, que desarrolló el Formation Flying Subsystem (FFS), el Flight Dynamics System (FDS) y la relativa función GPS (rGPS), completando la participación de la industria española. En cuanto a las industrias belgas, Redwire se ocupa de la aviónica y las operaciones, y completa las pruebas funcionales de los satélites, así como la integración de uno de los instrumentos científicos (3DEES), y Spacebel ha desarrollado tanto el software a bordo como el segmento terrestre, así como el simulador de ambos satélites.
Al acto asistieron diversos responsables, como Léa Bossaert, de la Secretaría de Estado para la Recuperación Económica e Inversiones Estratégicas del gobierno belga; Dietmar Pilz, director de Tecnología de la ESA; y Juan Carlos Cortés, director de Programas de la Agencia Espacial Española; Diego Rodríguez, director general de Desarrollo de Negocio de Espacio y Ciencia de Sener; Frank Preud’homme, director comercial y de desarrollo de negocio de Redwire en Bélgica, y Andrei Zhukov, investigador principal del Real Observatorio de Bélgica, explicó las características de la misión.
En su intervención, Dietmar Pilz señaló que “Proba-3 será la primera misión que demostrará la viabilidad de un exquisito vuelo en formación de alta precisión, a escala milimétrica, entre satélites en el espacio. Los satélites volarán de forma coordinada, actuando como un único instrumento para imitar un eclipse solar según sea necesario. Es una misión extremadamente desafiante desde el punto de vista técnico que requerirá una precisión sin precedentes. Me complace ver que Proba-3 está entrando en sus etapas finales de verificación. Ha sido un largo viaje que ha sido posible gracias al compromiso y trabajo del consorcio industrial de empresas que trabajaron juntas para hacerlo posible bajo el Programa General de Tecnología de Apoyo (GSTP) de la ESA. Le deseo toda la suerte a una misión importante que permitirá proyectos futuros, siguiendo el mandato de la ESA de apoyar misiones de demostración técnica”.
Para ejecutar la misión, los dos satélites, que volarán en una órbita elíptica a poco más de 60.000 kilómetros de la Tierra (más de 10 veces la distancia entre la superficie y el núcleo de la Tierra), deberán estar sincronizados. Otro desafío al que se enfrenta la misión es la autonomía de los satélites. Cada uno de ellos actuará de forma independiente, calculando su posición y trayectoria respecto a su homólogo, sin apoyo de un operador humano, utilizando sistemas avanzados de guiado, navegación y control (GNC), una rama de la ingeniería que se ocupa del diseño de sistemas para controlar los movimientos de vehículos tripulados y no tripulados.
El satélite Coronagraph albergará el coronógrafo de la misión, un instrumento que apuntará directamente al Sol. El segundo satélite, Occulter, eclipsará al Sol, colocándose entre el Sol y el Coronógrafo. Lo hará mediante un disco de 140 centímetros de diámetro y diversos dispositivos (ópticos y láser) que servirán para calcular las posiciones y actitudes relativas de los dos satélites para posicionarlos con mucha precisión.
La perfecta sincronización entre los dos satélites creará un eclipse artificial como nunca antes se había logrado: el coronógrafo en el espacio podrá obtener imágenes del Sol que no se verán afectadas por las perturbaciones de la atmósfera terrestre, mientras que el satélite Occulter, ubicado a cientos de metros del punto focal del instrumento óptico, reducirá en gran medida los efectos de la difracción.
Al volar en formación, los satélites pueden actuar como un único instrumento óptico, creando una estructura virtual en el espacio que es altamente reconfigurable. La misión Proba-3 pretende demostrar que las misiones futuras se pueden llevar a cabo a mayor escala y a menor coste utilizando múltiples módulos pequeños que se comporten en vuelo como un único gran satélite.
Proba-3 forma parte del Programa General de Tecnología de Apoyo de la ESA, y la participación de España fue posible gracias al apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial, así como gracias a una estrecha colaboración entre empresas a nivel internacional.
Al respecto, José Julián Echevarría, director general de Aeroespacial y Defensa de Sener, señala que “Proba-3 es una misión especialmente ambiciosa, con un gran potencial para beneficiar la ingeniería aeroespacial y la astronomía. Pero también es un gran ejemplo de colaboración industrial y estamos orgullosos de ser parte de él. Este hito es el resultado de más de 25 años de trabajo en sistemas de guiado, navegación y control”.
El vicepresidente de Airbus DS Space Systems en España, Luis Guerra Peña, expresó que “estamos entusiasmados de formar parte de esta colaboración internacional, contribuyendo con las dos plataformas satelitales. La misión Proba-3 representa un hito importante en la exploración espacial y la cooperación entre países. Estamos especialmente orgullosos de contribuir al avance de la ciencia y la tecnología”.
Según Enrique Fraga, director general de EST Space Systems de GMV, “Proba-3 marcará un punto de inflexión en las misiones espaciales con elementos distribuidos (vuelos en formación). Una de las claves de la misión es la precisión del posicionamiento relativo entre varios vehículos que funcionan como uno solo, gracias al subsistema GNC, y su alto grado de autonomía, por lo que para GMV fue un placer aportar su experiencia de más de 30 años en el sector. soluciones implementadas tanto para el sistema GNC como para el sistema Flight Dynamics”.
El director de Ventas y Desarrollo Comercial de Redwire en Bélgica, Frank Preud’homme, dijo que “Redwire está muy orgulloso de ser parte de la innovadora misión Proba-3 y de aprovechar nuestra experiencia para avanzar en esta importante demostración de ciencia y tecnología. Proba-3 proporcionará datos críticos del Sol que beneficiarán la vida en la Tierra y ayudarán a realizar vuelos en formación de mayor precisión, lo que será esencial para futuras misiones europeas”.
El director general de Spacebel, Thierry du Pré-Werson, afirmó que “Proba-3 es definitivamente uno de nuestros proyectos emblemáticos que demuestra perfectamente nuestras habilidades multifuncionales en todos los niveles de la industria espacial. Durante varios años, este proyecto tan desafiante ha representado una carga de trabajo significativa para los equipos de Spacebel. En cierto modo, representa el reconocimiento de nuestra empresa entre los líderes del sector espacial europeo. Me gustaría agradecer a Sener y a la ESA su confianza y cooperación”.