LISA Pathfinder (LPF), una misión liderada por la ESA con desatacada participación española que incluyó contribuciones de la Nasa, ha demostrado con éxito las tecnologías necesarias para construir un futuro observatorio de ondas gravitacionales basado en el espacio, una herramienta para detectar ondas en el espacio-tiempo producidas, entre otras cosas, fusionando agujeros negros.
Un equipo de científicos de la Nasa aprovechó la sensibilidad récord de LPF para un propósito diferente mucho más cerca de casa: mapear el polvo microscópico derramado por cometas y asteroides. La mayoría de estas partículas, conocidas como micrometeroides, tienen masas medidas en microgramos, similar a un pequeño grano de arena. Pero a velocidades que alcanzan los 64.000 kph, incluso los micrometeoroides son impactantes.
El equipo de la Nasa, dirigido por Ira Thorpe en el Centro de Vuelo Espacial en Greenbelt, Maryland, detectó 54 impactos durante la misión, que duró de 2015 a 2017. El modelado de los ataques permitió a los investigadores determinar qué tipos de objetos arrojan el polvo. Los hallazgos son ampliamente consistentes con las ideas existentes de lo que genera los micrometeroides encontrados cerca de la Tierra. Los culpables polvorientos son en su mayoría cometas de período corto cuyas órbitas son determinadas por Júpiter. Los cometas con períodos más largos, como el cometa Halley, también contribuyeron con polvo que LISA Pathfinder detectó.
Las nuevas mediciones podrían ayudar a refinar los modelos de polvo utilizados por los investigadores en una variedad de estudios, desde comprender la física de la formación de planetas hasta estimar los riesgos de impacto para las naves espaciales actuales y futuras.
Varios ingenieros aeronáuticos españoles, ocho empresas, centros de investigación y universidades españolas participan de forma activa en la misión del satélite LPF lanzado el 2 de diciembre de 2015 a bordo de un cohete Vega desde la base europea de Kourou, en la Guayana Francesa.
Como Project Manager del proyecto, con responsabilidades en los ámbitos técnicos, de costes y de la coordinación de los tiempos de su ejecución está el ingeniero aeronáutico español César García Marirrodriga, responsable último de la misión que tiene como objetivo probar tecnologías de detección de las ondas gravitacionales. Su colaboración activa con el proyecto LPF se inició en 2004 como Payload Manager. Entre otros aspectos, sus responsabilidades se dirigen a liderar el segmento y las operaciones de vuelo, la interfaz con el lanzador y la campaña de lanzamiento.