El Jupiter Icy Moons Explorer (Juice) de la Agencia Espacial Europea (ESA) es una ambiciosa misión diseñada para explorar el sistema de Júpiter y sus lunas heladas. Uno de los instrumentos clave de esta misión es la antena Radar for Icy Moon Exploration (RIME), que se utilizará para sondear el subsuelo de las lunas heladas de Júpiter. Sin embargo, poco después del lanzamiento, la antena RIME no se desplegó correctamente, lo que planteó un gran desafío para los equipos de ingeniería encargados de solucionar el problema.
La antena RIME, con sus 16 metros de longitud, era demasiado grande para caber dentro del cohete Ariane 5 que lanzó Juice al espacio. Por lo tanto, se diseñó en ocho segmentos, de los cuales tres debían desplegarse en cada lado de la nave espacial. Sin embargo, durante el despliegue, el segundo segmento de la antena se atascó, lo que generó preocupación en los equipos de ingeniería.
El equipo de la ESA y el fabricante de la antena, SpaceTech, se enfrentaron al desafío de comprender la causa del fallo y encontrar una solución alternativa. Se realizaron diversas pruebas y análisis para identificar el problema. Se especuló que el hielo podría haberse formado en el pasador que sujetaba el segmento, debido a las bajas temperaturas del espacio. Se procedió a calentar la nave espacial para eliminar el hielo, pero esto no resolvió el problema.
El equipo exploró diferentes enfoques, incluido el intento de sacudir la nave espacial suavemente para desalojar el segmento atascado. También se consideró seguir desplegando los otros segmentos de la antena para provocar vibraciones mecánicas que pudieran desbloquear el pasador. Finalmente, se decidió calentar nuevamente la antena y continuar con el despliegue nominal, confiando en que los movimientos generados por los otros segmentos desplegables solucionarían el problema.
Los equipos trabajaron en estrecha colaboración, compartiendo ideas y realizando pruebas rigurosas para garantizar el éxito del despliegue. Hubo momentos de tensión y presión, ya que la misión tenía un cronograma que cumplir y la antena RIME era crucial para obtener datos científicos importantes.
“Experimentas un estado de incredulidad”, aseguraba Ronan Le Letty, ingeniero sénior de mecanismos de la ESA y parte del equipo de Juice. “Está ocurriendo la situación más indeseable. Revisamos la imagen dos, tres, cuatro veces. Intentamos nuevamente activar el actuador, pero no pasó nada”.
El equipo de Airbus Defence and Space, Toulouse, Francia, también observaba en un estado de incredulidad profesional. Elegido como contratista principal de la nave espacial en 2015, fue responsable de liderar el diseño, la construcción y las pruebas de la nave espacial y de contratar a otras empresas para que suministraran componentes, sistemas e instrumentos según fuera necesario. “Sabíamos que teníamos que tratar de entender rápidamente lo que había sucedido y luego tratar de encontrar una solución alternativa”, dice Frédéric Faye, ingeniero jefe de Airbus para Juice.
El fabricante de la antena, la empresa alemana SpaceTech, también propuso un plan de recuperación, que consistía en seguir desplegando los otros cuatro tramos de la antena como si nada. Sabían que cada dispositivo disparado produciría una pequeña sacudida mecánica en el resto de la antena que podría desalojar la parte atascada.
Así, desde SpaceTech lograron reproducir la anomalía con un modelo de la antena que se había utilizado para las pruebas y confirmaron que el disparo del dispositivo más cercano generalmente lograba desalojar el pasador atascado. También se identificó que, para aumentar las posibilidades de un resultado exitoso, la antena debía calentarse mediante la exposición a la luz solar.
Finalmente, después de varias semanas de esfuerzo y perseverancia, el equipo logró desplegar con éxito la antena RIME. La telemetría y las imágenes confirmaron que los segmentos de la antena se desplegaron correctamente. El alivio y la alegría inundaron a los equipos, que habían trabajado incansablemente para superar este desafío.
El incidente con la antena RIME de la misión Juice de la ESA resalta la complejidad y los desafíos asociados con la exploración espacial. El trabajo en equipo, la creatividad y la determinación jugaron un papel fundamental en la resolución del problema. Gracias a los esfuerzos conjuntos de los equipos de la ESA, Airbus y SpaceTech, la misión Juice continúa en su camino hacia la exploración de las misteriosas lunas heladas de Júpiter, brindando valiosos conocimientos sobre el sistema joviano y su habitabilidad potencial.