Durante el mes pasado, se han llevado a cabo con éxito diversas pruebas para resolver los problemas de aterrizaje en Marte con paracaídas de la nave espacial ExoMars-2020 para cumplir con las fechas de lanzamiento en julio o agosto del año próximo, informa la agencia espacial Roscosmos.
El programa ExoMars es un esfuerzo conjunto de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la rusa Roscosmos. Además de la misión 2020, incluye el Satélite para el estudio de Gases Traza (TGO), lanzado en 2016. Este ya está proporcionando resultados científicos importantes y retransmitiendo datos del róver Curiosity y el módulo de aterrizaje Insight de la Nasa. También se encargará de la transmisión de datos de la misión 2020 cuando llegue al Planeta Rojo.
El sistema de paracaídas se ajustó para responder a un problema detectado en el último ensayo de caída a gran altitud, efectuado el 28 de mayo en el centro Esrange de la Corporación Espacial Sueca (SSC) en Kiruna.
La nave espacial utilizará dos paracaídas, cada uno de los cuales estará equipado con un paracaídas de escape. El sistema ayudará a reducir la velocidad del módulo de aterrizaje antes de aterrizar en Marte.
El primer paracaídas se abrirá debido al frenado aerodinámico desde una velocidad de aproximadamente 21.000 kilómetros por hora a los 1.700 kilómetros por hora. Aproximadamente 20 segundos después, a una velocidad de aproximadamente 400 kilómetros por hora, se abrirá un segundo paracaídas.
Después de la separación de los paracaídas a una altitud de aproximadamente un kilómetros sobre la superficie de Marte, los motores de frenado se encenderán, lo que permitirá que el módulo de aterrizaje descienda de manera segura a la superficie del planeta. La secuencia completa de operaciones, desde la entrada en la atmósfera marciana hasta el aterrizaje, llevará seis minutos.
El lanzamiento de la misión está programado para julio de 2020, con la llegada a Marte prevista para marzo de 2021. Tras abandonar la plataforma de superficie, el róver, bautizado ‘Rosalind Franklin’, explorará la superficie marciana en busca de lugares de interés geológico para perforar hasta el subsuelo y determinar si en algún momento llegó a albergar vida.