Los satélites Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA) están monitorizando el campo magnético de la Tierra y el entorno ionosférico desde 2013. Han ayudado a los investigadores a hacer un gran número de descubrimientos científicos con respecto a la dinámica que impulsa su evolución.
El consorcio propone un enfoque novedoso utilizando un nuevo concepto de constelación y pequeños satélites de bajo coste para aumentar la resolución temporal a la que se pueden recuperar los diversos componentes del campo magnético de la Tierra, así como el uso de una carga útil bien elegida para iniciar nuevas formas de sondear el entorno ionosférico.
La innovadora estrategia orbital de combinar un satélite en órbita polar junto con dos órbitas inclinadas a 60° proporcionaría una revisión temporal mejorada (el tiempo que lleva regresar y adquirir datos de la misma ubicación al mismo tiempo) de un poco más de un mes para latitudes dentro de los 60 ° N / S. También está diseñado para trabajar en conjunto con Swarm, en caso de que éste todavía esté en funcionamiento en el momento del lanzamiento. El enfoque es totalmente escalable con satélites adicionales que podrían agregarse para aumentar aún más este rendimiento.
El campo magnético de la Tierra protege a nuestro planeta de dañar las partículas cargadas energéticas entrantes, como las que provienen del Sol. El campo magnético de la Tierra también organiza la forma en que el espacio exterior cercano (la magnetosfera) y las capas superiores ionizadas de la atmósfera (la ionosfera) responden a la actividad solar.
Esta respuesta puede producir fuertes señales magnéticas que pueden afectar a la tecnología terrestre, como las redes de transmisión de energía o, potencialmente, las redes de Internet. También puede crear peligros de radiación que afectan a los satélites en el espacio ultraterrestre cercano y múltiples perturbaciones ionosféricas que pueden perturbar gravemente las transmisiones de radio, los radares y los sistemas GNSS, un grupo de peligros conocidos colectivamente como peligros del clima espacial.
La monitorización del campo magnético de la Tierra y el entorno ionosférico es clave para investigar estos fenómenos, comprender su evolución y desentrañar los mecanismos subyacentes, de modo que podamos prepararnos mejor para ellos en el futuro. También es esencial para ayudar a la navegación precisa, revelar las propiedades de la Tierra poco profunda y profunda, y proporcionar información clave para la topografía geofísica de minerales.