La Nasa y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) han renovado su colaboración estratégica en medicina espacial con la firma de un nuevo acuerdo centrado en el estudio de la radiación cósmica durante misiones tripuladas. La rúbrica tuvo lugar durante el Paris Air Show y fue formalizada por la administradora en funciones de la Nasa, Janet Petro, y responsables del DLR. Este paso consolida la cooperación bilateral iniciada durante Artemisa I y refuerza la presencia científica alemana en la misión Artemisa II, prevista para no más tarde de abril de 2026.
La investigación conjunta se centrará en el despliegue de una nueva generación de sensores de radiación, los M-42 EXT, desarrollados por el DLR. Estos dispositivos medirán de forma continua el entorno radiológico dentro de la cápsula Orion durante los 10 días de misión planificados en órbita lunar. El objetivo: recopilar datos que permitan proteger la salud de los astronautas frente a uno de los mayores desafíos de la exploración tripulada del espacio profundo.
La colaboración entre ambas agencias ya fue clave durante Artemisa I, donde el DLR lideró el experimento MARE. Esta iniciativa permitió recopilar las primeras mediciones continuas de radiación más allá de la órbita baja terrestre, gracias a más de 12.000 sensores pasivos y 16 activos instalados en los maniquíes Helga y Zohar.
“Ahora damos un paso más con la incorporación de los M-42 EXT a Artemisa II”, explicó Anke Pagels-Kerp, directora de espacio en el DLR. “Estos nuevos sensores permitirán mejorar los modelos dosimétricos y avanzar en el diseño de medidas de protección más eficaces para futuras misiones a la Luna y Marte”.
Seguridad en misiones de larga duración
La exposición a la radiación espacial representa uno de los principales riesgos para las tripulaciones que participen en estancias prolongadas fuera de la magnetosfera terrestre. Por ello, conocer con precisión cómo varía la dosis absorbida en diferentes partes del cuerpo y bajo diversas condiciones de blindaje es esencial para definir protocolos médicos, materiales de protección y estrategias de misión.
La administradora Petro subrayó que este acuerdo “forma parte del marco internacional de cooperación del programa Artemisa y refuerza el compromiso de Estados Unidos con la ciencia espacial compartida”. También destacó que el DLR ha sido un socio clave desde los inicios del programa y que esta nueva etapa representa “un avance hacia la exploración sostenible y segura del espacio profundo”.
Los M-42 EXT se instalarán en zonas estratégicas del interior de la nave Orion y proporcionarán datos en tiempo real durante todo el perfil de vuelo de Artemisa II, la primera misión tripulada del programa Artemisa. Esta configuración tecnológica ha sido posible gracias a la experiencia acumulada por el DLR en entornos extremos, combinada con la interoperabilidad que caracteriza a los sistemas del programa Artemisa, apoyado por una amplia red de socios internacionales.
La participación europea en la cápsula Orion también se ve reflejada en el módulo de servicio europeo (ESM) desarrollado por Airbus Defence and Space en colaboración con la ESA, pieza clave para el funcionamiento de la nave.
Con Artemisa II, la Nasa y sus socios buscan validar en vuelo los sistemas vitales antes de las operaciones de superficie que llegarán con Artemisa III. La integración de instrumentación científica como los sensores M-42 EXT refuerza la dimensión investigadora del programa, orientado no solo a “ir”, sino a “quedarse” en la Luna.
En palabras de Janet Petro, “cada nuevo dato que recojamos nos acerca a nuestra meta: aprender a vivir y trabajar fuera de la Tierra para preparar la futura exploración humana de Marte”.
La cooperación con el DLR se suma a otras iniciativas europeas que consolidan la presencia de actores del continente en el ecosistema lunar. Una participación que no solo aporta conocimiento, sino que refuerza la autonomía estratégica y la capacidad industrial del espacio europeo en el contexto de la nueva era de exploración.