La Federal Aviation Administration (FAA) de EEUU ha exigido a las empresas aeroespaciales norteamericanas SpaceX y Blue Origin que realicen sendas investigaciones sobre sus fallos en los lanzamientos de sus respectivas misiones Starship y New Glenn (NG-1).
Starship, la nave espacial de SpaceX, fracasó en su séptima prueba de vuelo realizada el pasado jueves y explotó poco después de su lanzamiento. Según informó la compañía, “sufrió un desmontaje rápido e imprevisto durante el ascenso. Los equipos seguirán revisando los datos de la prueba de vuelo para comprender mejor la causa”
Por su parte, Blue Origin logró su objetivo principal, alcanzando su lanzador New Glenn (NG-1) la órbita prevista, pero perdió el propulsor durante el descenso. Éste se destruyó cuando intentaba amerizar en la plataforma estacionada en el Océano Atlántico.
En una declaración general del pasado viernes, el regulador aeronáutico norteamericano señaló que “la FAA está exigiendo a SpaceX que realice una investigación sobre la pérdida del vehículo Starship durante las operaciones de lanzamiento el 16 de enero”, indicó la FAA en una declaración oficial. “No hay informes de daños a la propiedad pública y la FAA está trabajando con SpaceX y las autoridades correspondientes para confirmar los informes de daños a la propiedad pública en las Islas Turcas y Caicos”, añadió.
“Durante el evento, la FAA activó un Área de Respuesta a Escombros y redujo brevemente la velocidad de las aeronaves fuera del área donde caían los escombros del vehículo espacial o detuvo las aeronaves en su lugar de partida. Varias aeronaves solicitaron desviarse debido a los bajos niveles de combustible mientras esperaban fuera de las áreas impactadas”, señala la declaración de la FAA.
Proceso hasta la aprobación
“La investigación de accidentes -agrega la FAA- está diseñada para mejorar la seguridad pública, determinar la causa raíz del incidente e identificar acciones correctivas para evitar que vuelva a ocurrir. La FAA participará en cada paso del proceso de investigación de accidentes dirigido por SpaceX y debe aprobar el informe final de SpaceX, incluidas las acciones correctivas. El regreso al vuelo se basa en que la FAA determine que cualquier sistema, proceso o procedimiento relacionado con el accidente no afecta la seguridad pública”.
“Un área de respuesta ante escombros se activa únicamente si el vehículo espacial experimenta una anomalía con escombros que caen fuera de las áreas de peligro cerradas identificadas para aeronaves. Esto permite a la FAA ordenar a las aeronaves que salgan del área y evitar que otras personas ingresen”, concluye el comunicado de la FAA.
Próximo lanzamiento en febrero
A la declaración solemne de la FAA respondió Elon Musk, fundador de SpaceX y propietario de X, en su red social explicando las causas del accidente y anunciando el lanzamiento de la próxima nave Starship. “Los indicios preliminares son que teníamos una fuga de oxígeno/combustible en la cavidad situada encima del cortafuegos del motor del barco que era lo suficientemente grande como para generar una presión que excedía la capacidad de ventilación. Además de verificar que no haya fugas, agregaremos extinción de incendios a ese volumen y probablemente aumentaremos el área de ventilación”.
Y añadió el hombre fuerte del nuevo Gobierno de EEUU presidido desde este lunes por Donald Trump que “hasta ahora, nada sugiere posponer el próximo lanzamiento más allá del mes próximo”.
Cese de Whitaker
Una investigación exhaustiva, como la ordenada por la FAA, no parece que permita a SpaceX cumplir su objetivo en tan breve lapso de tiempo como vaticina el fundador de la empresa. Es conocida por todos la contrariedad que supone para Elon Musk el retraso con que la agencia reguladora ha autorizado los anteriores lanzamientos de Starship.
Pero también es cierto que las urgencias de Musk ya han provocado la caída del hasta ahora administrador de la FAA. Como indicó este diario a mediados del pasado mes de diciembre, Mike Whitaker, administrador de la FAA norteamericana, cesa en su cargo a partir de este mismo lunes, coincidiendo con la toma de posesión de Donald Trump como presidente de EEUU, según anunció por correo interno remitido a los trabajadores del organismo regulador.
Whitaker, ex administrador adjunto de la FAA cuando fue designado titular de la misma por unanimidad en el Senado estadounidense, fue confirmado para un mandato de cinco años hace tres meses. Pero era considerado como un regulador riguroso y muy crítico con SpaceX, la empresa de Elon Musk, hombre fuerte del equipo del nuevo presidente norteamericano.
Investigación de NG-1
La FAA, en otra declaración general emitida el pasado jueves, también ordenó a Blue Origin una investigación del fallo del lanzamiento de su New Glenv (NG-1) producido ese mismo día y pidió que cualquiera que tenga conocimiento de sus efectos lo comunique para obtener información adicional.
“La FAA está al tanto de que ocurrió una anomalía durante la misión NG-1 de Blue Origin que despegó desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en Florida, el 16 de enero. No se han reportado lesiones públicas ni daños a la propiedad pública”, indicó la agencia reguladora en su declaración general.
“Una investigación del accidente está diseñada para mejorar la seguridad pública, determinar la causa raíz del evento e identificar acciones correctivas para evitar que vuelva a suceder. La FAA participará en cada paso del proceso de investigación de percance dirigido por Blue Origin y debe aprobar el informe final de Blue Origin, incluidas las acciones correctivas. El regreso al vuelo se basa en que la FAA determine que cualquier sistema, proceso o procedimiento relacionado con el percance no afecta la seguridad pública”, concluyó la declaración de la FAA.