La Federal Aviation Administration (FAA) de EEUU realizó una revisión exhaustiva de seguridad del accidente del vuelo 8 de la Starship de SpaceX y determinó que la compañía ha abordado satisfactoriamente las causas del accidente y, por lo tanto, la Starship puede volver a volar. La FAA verificará que SpaceX implemente todas las medidas correctivas.
La decisión de la FAA sobre cuándo un vehículo involucrado en un percance puede reanudar sus operaciones se basa en la seguridad pública. Al tomar esta decisión, la FAA considera varios factores, incluyendo, entre otros, la naturaleza del percance, el rendimiento de los sistemas críticos para la seguridad del vehículo y la generación de escombros no planificados. Antes de tomar una decisión sobre el regreso al vuelo, la FAA debe determinar que cualquier sistema, proceso o procedimiento relacionado con el percance no afecte la seguridad pública ni ningún otro aspecto de la licencia del operador.
Con la decisión de regreso al vuelo del Starship, el vuelo 9 de la nave está autorizado para su lanzamiento. La FAA considera que SpaceX cumple con todos los rigurosos requisitos de seguridad, ambientales y de licencia.
La FAA está en estrecho contacto y colaboración con el Reino Unido, las Islas Turcas y Caicos, Bahamas, México y Cuba mientras la agencia continúa monitorizando el cumplimiento de SpaceX con todos los requisitos de seguridad pública y otros requisitos regulatorios.
Para el vuelo 9 de Starship, la FAA emitió dos evaluaciones ambientales integrales: una que modifica la licencia de SpaceX para permitir hasta 25 lanzamientos de Starship/Super Heavy al año desde Texas y otra que actualiza los cierres del espacio aéreo. Ninguna de las dos encontró impactos significativos en la seguridad ni en el medio ambiente.
SpaceX debe actualizar su Análisis de Seguridad de Vuelo para tener en cuenta todos los resultados de vuelos anteriores, incluidos los accidentes, y para calcular y establecer las zonas de riesgo. El análisis de seguridad de vuelo incluye el riesgo de exposición de la población (independientemente de su ubicación en la trayectoria de vuelo), la probabilidad de fallo del cohete y la propagación y el comportamiento de los escombros, entre otras consideraciones. La FAA utiliza estos y otros datos para determinar e implementar medidas para mitigar el riesgo público.
La FAA está ampliando el tamaño de las zonas de riesgo tanto en EEUU como en otros países con base en el análisis de seguridad de vuelo actualizado y porque SpaceX planea reutilizar por primera vez un cohete propulsor Super Heavy lanzado previamente. El Área de Peligro para Aeronaves (AHA) del Vuelo 9 abarca aproximadamente 3.000 kilómetros y se extiende hacia el este desde el sitio de lanzamiento de Starbase, Texas, a través del Estrecho de Florida, incluyendo las Bahamas y las Islas Turcas y Caicos. Para el Vuelo 8, el AHA cubrió aproximadamente 1.650 kilómetros. Para minimizar las interrupciones a los usuarios del espacio aéreo estadounidense e internacional, la FAA exigió que el período de lanzamiento se programara durante épocas de tránsito fluido.
SpaceX es responsable de la operación de su vehículo, incluso en caso de accidente. La FAA exige a SpaceX mantener un seguro de responsabilidad civil por un importe de 500 millones de dólares para cubrir las reclamaciones derivadas del lanzamiento y el vuelo 9 de la misión Starship.