En las primeras horas del pasado domingo, cuando Solar Orbiter, sobrevolaba Venus, el Sol arrojó una enorme ‘eyección de masa coronal’ directamente a la nave espacial y al planeta solo dos días antes de su máximo acercamiento. Los datos son reveladores, según la Agencia Espacial Europea (ESA).
Una semana antes, una gran eyección de masa coronal salió disparada del Sol en dirección a Venus. No mucho después, la tormenta llegó al segundo planeta desde el Sol. A medida que continúan llegando datos de Solar Orbiter, este ataque revela por qué es tan importante la monitorización ‘in situ’ del clima espacial y sus efectos en los cuerpos y las naves espaciales del Sistema Solar.
Afortunadamente, no hubo efectos negativos en la nave espacial, ya que el observatorio solar ESA-Nasa está diseñado para soportar y, de hecho, medir estallidos violentos de nuestra estrella, aunque Venus no siempre sale tan a la ligera. Las eyecciones de masa coronal tienden a erosionar la atmósfera de Venus, eliminando los gases a medida que pasan.
Solar Orbiter está a una cuarta parte de su misión de una década de observar el Sol de cerca y echar un vistazo a sus misteriosos polos. Su órbita fue elegida para estar en estrecha resonancia con Venus, lo que significa que regresa a la vecindad del planeta cada pocas órbitas para usar su gravedad para alterar o inclinar su órbita.
Hasta ahora, Solar Orbiter ha estado confinado en el mismo plano que los planetas, pero a partir de febrero de 2025, cada encuentro con Venus aumentará su inclinación orbital, lo que hará que «salte» del plano del Sistema Solar para obtener una vista de las misteriosas regiones polares del Sol.
Este tercer sobrevuelo de Venus tuvo lugar el domingo, cuando Solar Orbiter pasó a 12.500 kilómetros del centro del planeta, que está a unos 6.000 kilómetros de su «superficie» gaseosa. En otras palabras, pasó una distancia de la mitad del ancho de la Tierra.
Su distancia a Venus, el ángulo de aproximación y la velocidad se planificaron meticulosamente para obtener el efecto deseado exacto de la gran atracción gravitatoria del planeta: acercarlo al Sol como nunca antes. “La aproximación cercana fue exactamente según lo planeado, gracias a una gran cantidad de planificación de nuestros colegas en Dinámica de Vuelo y el cuidado diligente del Equipo de Control de Vuelo”, explica José Luis Pellon-Bailon, director de Operaciones de Solar Orbiter.
“Al intercambiar ‘energía orbital’ con Venus, Solar Orbiter ha utilizado la gravedad del planeta para cambiar su órbita sin necesidad de grandes cantidades de combustible caro. Cuando regrese al Sol, el acercamiento más cercano de la nave espacial será de unos 4,5 millones de kilómetros más cerca que antes” añadió.