La misión Biomass, que forma parte del proyecto Earth Explorer de la Agencia Espacial Europea (ESA), está prevista para el año 2023, debido a los retrasos experimentados por la crisis generada por el Covid-19 que ha obligado a modificar los procedimientos de trabajo habituales.
Janice Patterson, directora de satélites e ingeniería de sistemas de Biomass de la ESA, asegura que “la estructura de Biomass fue diseñada por OHB en Italia y fabricada por APCO Technologies en Suiza. El plan original era que OHB también integrara y construyera la estructura. Sin embargo, debido a las restricciones de Covid, el consorcio de ingenieros no podía viajar con normalidad, por lo que tuvo que idear enfoques novedosos para completar las actividades”.
“Para superar este problema, la tarea de construir el satélite se reasignó a Airbus en el Reino Unido, el contratista principal, con el apoyo remoto de OHB. Esto se llevó a cabo con destreza, lo que significó que la estructura se finalizó a finales de 2020 y luego se envió a las instalaciones de prueba en Toulouse a principios de 2021”, comenta Patterson.
Ahora, bajo la dirección de Airbus y con el apoyo de OHB, Arianespace y la instalación de pruebas de Airbus en Francia, se puede afirmar que el conjunto de pruebas mecánicas realizadas ha tenido éxito, lo que incluye la vibración sinusoidal, acústica, choque y pruebas de liberación de la abrazadera.
Stefan Kiryenko, ingeniero mecánico principal de la ESA para Biomass, asegura que “pasar esta campaña de pruebas es un hito importante y ver a todos dirigiéndose hacia un objetivo común es poderoso e inspirador. La eficiencia y el excelente trabajo en equipo que presencié fue impresionante. Hemos construido un satélite hermoso y digno de volar”.
Además de las pruebas que simulaban las vibraciones y choques del despegue y la liberación de la abrazadera que sujeta el satélite al adaptador de lanzamiento del cohete, OHB también llevó a cabo una prueba específica de ‘distorsión elástica térmica‘. El objetivo era mostrar que las variaciones de temperatura que encontrará el satélite en el espacio no afectarán sus estrictos requisitos de puntería. Los primeros indicios son que estos cambios de temperatura no introducirán distorsiones que puedan afectar la forma en que toma sus medidas.
El satélite Biomass, que ahora regresará al Reino Unido para una mayor integración de instrumentos, llevará a cabo una misión de cartografía de carbono forestal mediante el uso de un nuevo instrumento, un radar de apertura sintética de banda P, la longitud de onda de radar más larga disponible para la observación de la Tierra.
Así, desde más de 650 kilómetros de altura, el instrumento de Biomass podrá «ver» a través del follaje del bosque y medir la altura de los árboles. Esta información se utilizará para calcular la cantidad de biomasa, un sustituto del carbono, que se almacena en los bosques.