El nanosatélite catalán Enxaneta, lanzado el lunes desde Baikonur, en Kazajstán, ya está en órbita, a 550 kilómetros de altitud, para proporcionar conectividad de Internet de las Cosas (IdC) y cobertura 5G en toda Cataluña, uno de los principales objetivos de la Estrategia NewSpace.
Se trata del primero de varios nanosatélites que el Gobierno catalán pretende poner en órbita de aquí a 2025 generando desarrollo industrial, multiplicando por 2,5 el panorama empresarial catalán, crear 1.200 nuevos puestos de trabajo y facturar 280 millones de euros.
A diferencia de los grandes satélites geoestacionarios, que se sitúan a una altura de casi 36.000 kilómetros, el nanosatélite catalán se encuentra en una órbita baja, a 550 kilómetros de la superficie de nuestro planeta. Tendrá un periodo de calibración de 3 a 4 semanas antes de empezar a prestar servicios de conectividad global del Internet de las Cosas (IdC) con cobertura 5G. El satélite operará durante un periodo de 3 a 4 años y, posteriormente, se forzará su entrada en la atmósfera y consecuente desintegración.
El nanosatélite ha sido desarrollado por las empresas catalanas Sateliot y Open Cosmos mediante un contrato licitado por el Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC).
El nanosatélite es un CubeSat de 3 unidades. Tiene un tamaño aproximado de una caja de zapatos y pesa cerca de 10 kilogramos. Viaja a una velocidad de unos siete kilómetros por segundo y da una vuelta completa a la Tierra cada 90 minutos. En concreto, pasará por encima de Cataluña dos veces al día.
Enxaneta transmitirá todos los datos recogidos a la Estación Terrestre del Observatori Astronòmic del Montsec (OAdM), situada en Sant Esteve de la Sarga, en el Pallars Jussà, y gestionada por el IEEC.
“El satélite recogerá datos de sensores situados en todo el territorio catalán, incluso en zonas de difícil acceso o que no tienen cobertura con las redes de telecomunicaciones terrestres convencionales”, explica el director del IEEC, Ignasi Ribas.
Inicialmente, los datos serán utilizados por los departamentos de la Generalitat, con el objetivo de abrir el acceso a los datos a universidades, centros de investigación, centros tecnológicos y empresas, más adelante.
Entre otras aplicaciones, los datos se utilizarán para monitorizar el caudal de los ríos y las reservas de agua de todo el territorio; para vigilar y proteger la fauna salvaje; para recibir datos meteorológicos de estaciones situadas en lugares remotos; para monitorear los movimientos del suelo con el fin de anticiparse a las catástrofes naturales y para hacer un seguimiento del ganado y los cultivos para detectar enfermedades y definir estrategias más eficientes.