Integral, el telescopio de rayos gamma de la Agencia Espacial Europea (ESA) finaliza sus observaciones. Durante sus 22 años en el espacio, Integral ha cambiado la visión de los eventos más dramáticos del Universo. El observatorio de alta energía jugó un papel fundamental en revelar la naturaleza de las explosiones cósmicas conocidas como estallidos de rayos gamma y en descubrir el origen de los eventos de ondas gravitacionales. Recientemente, proporcionó información única sobre cómo las explosiones termonucleares impulsan los chorros en las estrellas de neutrones y captó la llamarada gigante de un magnetar extragaláctico.
“Tras 2.886 órbitas y 22 años observando las profundidades de nuestro cosmos, hoy los sensibles instrumentos de Integral dejarán de recopilar datos científicos. Pero el legado del observatorio de rayos gamma de la ESA servirá a los científicos durante muchos años más”, concluye Matthias Ehle, director de misión de Integral en la ESA.
“La riqueza de datos recopilados a lo largo de dos décadas se almacenará en el Archivo del Legado de la Ciencia Integral. Será esencial para futuras investigaciones y para inspirar a una nueva generación de astrónomos e ingenieros a desarrollar nuevas y apasionantes misiones”.
Tras finalizar sus observaciones científicas, la nave espacial continuará orbitando la Tierra durante cuatro años más. Los ingenieros de la ESA supervisarán el satélite hasta que vuelva a entrar en la atmósfera terrestre a principios de 2029. Gracias a un encendido especial de cuatro propulsores realizado en 2015, la entrada del satélite en la atmósfera cumplirá con el compromiso de la ESA de minimizar la basura espacial.
Lanzamiento
La sonda Integral de la ESA se lanzó el 17 de octubre de 2002 desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán, con la misión de observar el cosmos en constante cambio, poderoso y extremo. “Durante más de dos décadas, Integral nos ha demostrado una y otra vez lo importante que es observar el cielo con luz de rayos gamma”, señala Jan-Uwe Ness, científico del proyecto Integral de la ESA. “Algunas de las explosiones de luz asociadas con eventos físicos extremos en nuestro Universo solo pueden entenderse por completo si captamos los rayos que provienen del núcleo mismo de las explosiones: los rayos gamma ”.
A diferencia de la luz visible y de radio que proviene del espacio y que podemos observar desde la Tierra, los rayos gamma cósmicos solo pueden captarse en el espacio, ya que la atmósfera terrestre actúa como un escudo que nos protege de estos rayos nocivos.
«Integral ha transformado nuestra comprensión del Universo dinámico de alta energía y de la física en condiciones extremas», añade la profesora Carole Mundell, directora científica de la ESA.
“El hecho de que la nave espacial y la instrumentación de Integral hayan funcionado tan bien durante tantos años es un testimonio de la calidad de la tecnología desarrollada por la comunidad científica y la industria espacial europeas a principios del milenio, y de los equipos científicos e ingenieros de la ESA que han operado esta misión desde entonces. Felicitaciones a todas nuestras comunidades por su dedicación y sus logros”.
Resolviendo misterios
Las observaciones de Integral han sido fundamentales para resolver los misterios de los estallidos de rayos gamma (GRB), los potentes destellos de luz energética que se producen en algún lugar del cielo aproximadamente una vez al día. Estos destellos suelen brillar más que todas las demás fuentes de rayos gamma juntas.
En la actualidad, los científicos rastrean el origen de los eventos GRB «más largos», que duran varios segundos, al colapso descontrolado de estrellas masivas que se transforman en supernovas, mientras que los estallidos más cortos se deben a agujeros negros y estrellas de neutrones que chocan entre sí.
“Lo que me impresiona de Integral son sus descubrimientos inesperados”, comenta Jan-Uwe. “Resultó que Integral era ideal para tareas que no estaban previstas en absoluto cuando se concibió la misión. Un ejemplo es su capacidad para rastrear las fuentes en el cielo que generaron algunas de las ondas gravitacionales y los neutrinos de energía ultraalta captados por instrumentos especializados en la Tierra”.
En el momento del lanzamiento de Integral, los científicos ni siquiera estaban seguros de si las ondas gravitacionales podrían detectarse directamente; la primera observación de estas esquivas ondas en el espacio-tiempo se realizó 13 años después del lanzamiento de Integral por los detectores de ondas gravitacionales LIGO en los EEUU, en 2015.