Aeolus, la misión de perfilado del viento de la Agencia Espacial Europea (ESA), ha concluido su viaje en el espacio después de casi cinco años en órbita alrededor de la Tierra. A pesar de su prolongado período en el cosmos, el satélite cumplió con las regulaciones internacionales de mitigación de desechos espaciales al ser retirado en un lapso de tiempo relativamente corto.
La misión Aeolus fue una hazaña tecnológica que permitió el estudio de los vientos en la atmósfera terrestre y su impacto en el clima. Sin embargo, tras casi cinco años de servicio, llegó el momento de su despedida. Las regulaciones internacionales establecen un límite de 25 años para que un satélite permanezca en órbita una vez finalizada su misión. En el caso de misiones en órbitas bajas, el retorno a la Tierra es más rápido debido a la tenue atmósfera que atrapa al satélite y lo devuelve a casa.
Con Aeolus, se llevó a cabo un reingreso asistido en julio, una operación pionera que redujo significativamente el riesgo de caída de escombros y aceleró su retorno a la Tierra. Esto ayudó a limitar el riesgo de colisión con otros satélites en la concurrida «autopista espacial».
El último contacto con Aeolus ocurrió el 28 de julio de 2023, cuando se ejecutó el último comando. A partir de ese momento, el equipo de control de vuelo perdió la capacidad de comunicarse o influir en el satélite. Tras meses de preparación y una semana de operaciones críticas, Aeolus fue apagado y entregado a la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, que supervisó su descenso final.
El Instituto Fraunhofer en Alemania siguió de cerca la trayectoria de Aeolus utilizando su antena de radar TIRA de 34 metros. Esta observación confirmó que el proceso de reentrada había sido exitoso y que el satélite se había desintegrado en la atmósfera sobre la Antártida, lejos de áreas habitadas.
«Normalmente, una vez que una misión entra en la punta de su cohete y el carenado se cierra a su alrededor, es la última vez que esperamos verlo», señaló Tommaso Parrinello, director de la misión Aeolus.
Con Aeolus, la ESA demostró su compromiso con la sostenibilidad y las operaciones responsables en el espacio, extendiendo su vida útil tanto como fue posible antes de su despedida definitiva. Las imágenes finales de Aeolus durante su breve fase como basura espacial son un recordatorio conmovedor de la misión que dejó una huella imborrable en la investigación del viento atmosférico y el clima terrestre. Su legado continúa vivo en la exploración espacial.