El tercer satélite Sentinel-1 de Copernicus fue lanzado a bordo de un cohete Vega-C desde el puerto espacial europeo en la Guayana Francesa. Sentinel-1C amplía el legado de sus predecesores, ya que proporciona imágenes de radar de alta resolución para monitorizar el cambiante entorno de la Tierra, respalda una amplia gama de aplicaciones y hace avanzar la investigación científica. Además, Sentinel-1C introduce nuevas capacidades para detectar y monitorizar el tráfico marítimo.
Sentinel-1C fue puesto en órbita el pasado jueves, despegando a bordo del Vega-C. El lanzamiento se desarrolló sin problemas, el cohete llegó al espacio en ocho minutos y se desprendió del Sentinel-1C poco más de hora y media después. La misión del lanzador, denominada VV25, supone el regreso al vuelo del Vega-C, el cohete ligero y de alto rendimiento de Europa, y supone el reinicio de las operaciones comerciales habituales del nuevo lanzador. La ESA estableció comunicación con el satélite y confirmó que se encontraba en órbita de forma segura.
El director general de la ESA, Josef Aschbacher, afirmó que «hoy se han combinado en un mismo momento dos grandes logros europeos: el tercer lanzamiento de un satélite Sentinel-1 y el tercer lanzamiento de Vega-C, lo que supone un regreso triunfal a la buena forma para ambos proyectos europeos emblemáticos. Fue emocionante y conmovedor ver cómo la comunidad y los equipos de lanzadores europeos y Copernicus se animaban mutuamente en la auténtica forma del Equipo Europa.
“Con la puesta en órbita del Sentinel-1C, la ESA continúa con el legado de los Sentinels que protegen la Tierra y ejemplifica por qué Europa necesita vuelos seguros: porque lo que enviamos al espacio aporta beneficios a la Tierra, y todo comienza con un lanzamiento”.
El director de Transporte Espacial de la ESA, Toni Tolker-Nielsen, ha declarado que «el lanzamiento de hoy supone un paso adelante crucial que reafirma el acceso independiente europeo al espacio. Con Vega-C de nuevo en vuelo y el lanzamiento inaugural de Ariane 6 en julio, estamos en una posición excelente para el futuro y quiero felicitar a todos los equipos que han trabajado incansablemente en toda Europa y su puerto espacial para lograr este éxito».
La directora de los programas de observación de la Tierra de la ESA, Simonetta Cheli, añadió que «estamos encantados de celebrar el lanzamiento de Sentinel-1C, un ejemplo de la colaboración duradera entre la ESA y la Comisión Europea. La misión desempeña un papel crucial a la hora de abordar desafíos globales como el cambio climático y la respuesta a los desastres, al tiempo que garantiza la continuidad de los datos de radar vitales para la vigilancia de la tierra, los océanos y el hielo de la Tierra. Con Sentinel-1C en órbita y Vega-C de nuevo en vuelo, Europa sigue demostrando su liderazgo en el espacio, ofreciendo beneficios tangibles para la Tierra a través de tecnología de vanguardia y colaboración”.
La misión
La misión Sentinel-1, la primera de la familia Copernicus, se basa en una constelación de dos satélites idénticos que vuelan en la misma órbita, pero separados 180°, para optimizar la cobertura global y la entrega de datos para Copernicus, el componente de observación de la Tierra del Programa Espacial de la UE.
Sentinel-1A fue el primer satélite de la serie, lanzado en abril de 2014, seguido por el lanzamiento de Sentinel-1B en 2016. La misión Sentinel-1B finalizó en agosto de 2022 después de sufrir una falla técnica que le impidió adquirir datos. El satélite ha sido desorbitado con éxito y volverá a entrar en la atmósfera terrestre dentro de 25 años.
Sentinel-1C, junto con su satélite hermano Sentinel-1A, devolverán a la misión su pleno potencial como constelación de dos satélites. Está previsto que Sentinel-1A sea reemplazado por Sentinel-1D a finales del próximo año.
La ambiciosa misión Sentinel-1 de Copernicus, dotada de tecnología de radar avanzada para proporcionar imágenes de la superficie de la Tierra en cualquier condición meteorológica, día y noche, ha elevado el listón de los radares espaciales. Sentinel-1 lleva un instrumento de radar de apertura sintética (SAR) de banda C, que le permite capturar imágenes de alta resolución de la superficie de la Tierra.
Los datos de Sentinel-1 contribuyen a numerosos servicios y aplicaciones de Copernicus, como la vigilancia del hielo marino del Ártico, el seguimiento de icebergs, la cartografía rutinaria del hielo marino y las mediciones de la velocidad de los glaciares. También desempeñan un papel vital en la vigilancia marina, como la detección de derrames de petróleo, el seguimiento de buques para la seguridad marítima y el seguimiento de las actividades pesqueras ilegales.
Además, se utiliza ampliamente para observar la deformación del suelo causada por hundimientos, terremotos y actividad volcánica, así como para cartografiar bosques, agua y recursos edáficos. La misión es crucial para apoyar la ayuda humanitaria y responder a las crisis en todo el mundo.
Sentinel-1C y Sentinel-1D introducen nuevas capacidades de detección y seguimiento del tráfico marítimo, a través de su Sistema de Identificación Automática (AIS) integrado. Este sistema consta de cuatro antenas embarcadas y optimiza la captura de señales transmitidas por los buques, que incluyen detalles cruciales como la identidad del buque, su ubicación y la dirección de paso, lo que permite un seguimiento preciso.
Los datos de Sentinel-1 están disponibles gratuitamente a través del ecosistema de espacio de datos de Copernicus, lo que proporciona acceso instantáneo a una amplia gama de datos tanto de las misiones Sentinel de Copernicus como de las misiones contribuyentes de Copernicus.
La misión Sentinel-1 es el resultado de una estrecha colaboración entre la ESA, la Comisión Europea, la industria, los proveedores de servicios y los usuarios de datos. Diseñada y construida por un consorcio de más de 70 empresas liderado por Thales Alenia Space y Airbus Defence and Space, es un ejemplo destacado de la excelencia tecnológica de Europa.











