La Comisión Europea ha propuesto este martes una actualización del marco regulatorio del Cielo Único Europeo que viene inmediatamente después del Pacto Verde Europeo. El objetivo es modernizar la gestión del espacio aéreo europeo y establecer rutas de vuelo más sostenibles y eficientes. Esto puede reducir hasta un 10% de las emisiones del transporte aéreo.
La propuesta surge en momentos en que la fuerte caída del tráfico aéreo provocada por la pandemia de coronavirus exige una mayor resiliencia de nuestra gestión del tráfico aéreo, al facilitar la adaptación de las capacidades de tráfico a la demanda.
La iniciativa Cielo Único Europeo se lanzó en 2004 para reducir la fragmentación del espacio aéreo en Europa y mejorar el rendimiento de la gestión del tráfico aéreo en términos de seguridad, capacidad, rentabilidad y medio ambiente. En 2013, la Comisión presentó una propuesta de revisión del cielo único europeo (SES 2+), pero las negociaciones en el Consejo se han estancado desde 2015. En 2019, un grupo de sabios, compuesto por 15 expertos en la materia, se creó para evaluar la situación actual y las necesidades futuras de gestión del tráfico aéreo en la UE, lo que dio lugar a varias recomendaciones. A continuación, la Comisión modificó su texto de 2013, introduciendo nuevas medidas, y redactó una propuesta separada para modificar el Reglamento de base de la EASA. Las nuevas propuestas van acompañadas de un documento de trabajo de los servicios, presentado este martes.
La comisaria de Transporte, Adina Vălean, declaró que “los aviones a veces zigzaguean entre diferentes bloques de espacio aéreo, lo que aumenta las demoras y el consumo de combustible. Un sistema de gestión del tráfico aéreo eficiente significa rutas más directas y menos energía utilizada, lo que genera menos emisiones y menores costes para nuestras aerolíneas. La propuesta de hoy para revisar el cielo único europeo no solo ayudará a reducir las emisiones de la aviación hasta en un 10% gracias a una mejor gestión de las rutas de vuelo, sino que también estimulará la innovación digital al abrir el mercado de servicios de datos en el sector. Con las nuevas reglas propuestas, ayudamos a nuestro sector de la aviación a avanzar en la doble transición verde y digital «.
No adaptar las capacidades de control del tráfico aéreo daría lugar a costes adicionales, retrasos y emisiones de CO2. En 2019, los retrasos por sí solos costaron a la UE 6.000 millones de euros y provocaron 11,6 millones de toneladas de exceso de CO2. Mientras tanto, obligar a los pilotos a volar en un espacio aéreo congestionado en lugar de tomar una ruta de vuelo directa implica emisiones de CO2 innecesarias, y lo mismo ocurre cuando las aerolíneas toman rutas más largas para evitar las zonas de cobro con tarifas más altas.
El Pacto Verde Europeo, pero también los nuevos desarrollos tecnológicos, como el uso más amplio de drones, han situado la digitalización y la descarbonización del transporte en el centro mismo de la política de aviación de la UE. Sin embargo, reducir las emisiones sigue siendo un desafío importante para la aviación. Por lo tanto, el cielo único europeo allana el camino para un espacio aéreo europeo que se utiliza de manera óptima y abarca las tecnologías modernas. Asegura una gestión de red colaborativa que permite a los usuarios del espacio aéreo volar rutas ambientalmente óptimas. Y permitirá servicios digitales que no necesariamente requieren la presencia de infraestructura local.
Para garantizar unos servicios de gestión del tráfico aéreo seguros y rentables, la Comisión propone acciones como:
– reforzar la red europea y su gestión para evitar la congestión y las rutas de vuelo subóptimas;
– promover un mercado europeo de servicios de datos necesarios para una mejor gestión del tráfico aéreo;
– racionalizar la regulación económica de los servicios de tráfico aéreo prestados en nombre de los Estados miembros para estimular una mayor sostenibilidad y resiliencia;
– impulsar una mejor coordinación para la definición, desarrollo y despliegue de soluciones innovadoras.
La propuesta actual se presentará al Consejo y al Parlamento para las deliberaciones, que la Comisión espera concluyan sin demora. Posteriormente, tras la adopción final de la propuesta, será necesario preparar los actos delegados y de ejecución con expertos para abordar cuestiones técnicas y más detalladas.