La estación espacial comercial Orbital Reef, desarrollada por Blue Origin con el respaldo de la Nasa, ha superado un nuevo hito en su diseño al completar con éxito una serie de pruebas “human-in-the-loop” dentro del programa de desarrollo de estaciones espaciales en órbita baja terrestre (LEO).
Estas pruebas, realizadas con participantes que simularon tareas cotidianas en gravedad cero dentro de maquetas a escala real de los módulos habitables, forman parte de un acuerdo de colaboración con la agencia espacial estadounidense desde 2021. El objetivo: garantizar que la futura estación pueda albergar vida humana de manera segura y eficiente.
Durante los ensayos, se recrearon actividades como el traslado de carga, la gestión de residuos, el almacenamiento y la evaluación de puestos de trabajo. Las maquetas incluyeron elementos clave del hábitat como camarotes privados, zonas comunes, laboratorio de investigación, servicios higiénicos y escotillas de atraque.
“Las pruebas con intervención humana y los procesos iterativos son fundamentales para tomar decisiones de diseño y mitigar riesgos para la salud y seguridad de la tripulación”, explicó Angela Hart, directora del programa de Desarrollo Comercial en Órbita Baja de la Nasa. “Estos hitos nos permiten compartir conocimientos y mejorar la probabilidad de éxito tanto de la industria como de las misiones de la Nasa”.
Infraestructura modular y adaptable
Blue Origin construyó prototipos modulares de los distintos pisos de su hábitat desarrollado internamente, los cuales se actualizarán conforme maduren los componentes y subsistemas. Los resultados de esta campaña experimental se emplearán para ajustar los volúmenes de trabajo, el diseño de ayudas a la movilidad, la ergonomía, la distribución de equipos y la carga de trabajo.
Orbital Reef es uno de varios proyectos comerciales apoyados por la Nasa dentro de su transición desde la Estación Espacial Internacional hacia una nueva generación de plataformas privadas en LEO. La agencia prevé adquirir servicios como cliente entre múltiples operadores, manteniendo la presencia humana en órbita baja y facilitando la continuidad de la investigación científica y tecnológica en microgravedad.
Con más de dos décadas de experiencia en vuelos tripulados en la ISS, la Nasa apuesta por aprovechar su legado para abrir una nueva era en la exploración espacial, sustentada por la colaboración público-privada y una infraestructura orbital más versátil y sostenible.