El UPMSat-2, el segundo microsatélite de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) despegará el próximo viernes a bordo de un lanzador Vega, de Arianespace, en la misión SSMS POC (Small Spacecraft Mission Service Proof of Concept), que embarcará a 42 microsatélites, nanosatélites y cubesats.
El equipo del Instituto Universitario de Microgravedad Ignacio Da Riva (IDR/UPM), de la ETSIAE, monitoriza esas operaciones en tiempo real desde España, mediante una conexión audiovisual, debido a la actual situación provocada por el coronavirus, con el Centro Espacial europeo de Kourou, para garantizar que todos los preparativos se realizan correctamente, según lo previsto.
«Indudablemente desde un punto de vista personal nos entristece no poder estar presentes en el momento del lanzamiento y vivir esa experiencia inigualable. Pero ello no oculta que como grupo estemos muy orgullosos de haber llegado hasta aquí. Pase lo que pase, el UPMSat-2 es un enorme éxito, para la UPM en general y muy especialmente para el IDR/UPM y nuestros colegas de STRAST/UPM”, dicen desde el IDR/UPM.
“Aunque habrá tiempo de hacer un balance detallado, alrededor de este proyecto durante los últimos 10 años se ha diseñado y consolidado un nuevo Máster en Sistemas Espaciales (MUSE), título oficial de la UPM; se ha puesto en marcha un laboratorio de ensayos en ambiente espacial que no sólo apoya nuestra docencia e investigación, sino que es un referente en cuanto a transferencia de tecnología al sector espacial nacional e internacional, y nos aporta fondos; se han leído 8 tesis doctorales, publicado 30 artículos en revistas JCR, 40 ponencias en congresos y conferencias, y más de 100 proyectos fin de carrera, TFGs y TFMs”, añaden.
Durante los próximos 2 años, UPMSat-2 será una plataforma de demostración tecnológica en órbita. Los equipos que alberga en su interior responden a experimentos de innovación tecnológica de empresas españolas y europeas: comportamiento de un conmutador térmico miniaturizado de nuevo desarrollo, propuesto por IberEspacio; pruebas de un magnetómetro experimental de alta sensibilidad, de Bartington; calificación en vuelo de la aviónica (E-BOX), desarrollado por Tecnobit; monitorización de los efectos de la radiación a bordo, propuesto por Tecnobit y STRAST; demostración del funcionamiento de una rueda de reacción en miniatura para control de actitud, de la empresa SSBV; desarrollo de un nuevo sensor solar de bajo coste; experimentos de control térmico y experimentos de control de actitud basados en el campo magnético terrestre, estos últimos todos de interés para el IDR.
Para comunicar con el satélite se precisa que la estación terrena de seguimiento esté plenamente funcional cuando UPMSat-2 se lance al espacio y, por tanto, esa es una de las tareas en las que se centran ahora los investigadores del IDR/UPM. Cada 24 horas habrá periodos de visibilidad del satélite desde la estación de tierra, cada uno de ellos de un máximo de 10 minutos de duración. Durante los períodos de visibilidad, las comunicaciones con la nave espacial se llevan a cabo mediante un enlace de radio dual en la banda UHF de 400 MHz, con una tasa de transferencia de 9600 bit/s. Durante el resto de la órbita se emiten periódicamente mensajes de telemetría básica en una frecuencia de aficionados en la misma banda de UHF. “Por tanto, la comunidad de radioaficionados tendrá acceso a la información de funcionamiento del satélite”, explican desde el IDR/UPM.
UPMSat-2 es un proyecto universitario, con un ajustado presupuesto y que en casi una década de desarrollo ha ido solventando diversas adversidades. El segundo satélite de la UPM iba a ser lanzado inicialmente en septiembre de 2019, pero un fallo del lanzador Vega en julio del mismo año debido a una anomalía termoestructural, provocó un retraso de seis meses. La siguiente fecha de lanzamiento estaba fijada para el 24 de marzo de 2020, y esta vez no fue un error tecnológico lo que provocó el nuevo aplazamiento, sino la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus.