Un grupo de reguladores internacionales de seguridad aérea está ultimando un informe en el que previsiblemente se critica el proceso inicial de aprobación de los Estados Unidos para los aviones 737 MAX de Boeing e instan a una amplia evaluación de los complejos sistemas automatizados que deberían certificarse en futuros aviones, según ha conocido el diario The Wall Street Journal.
El documento, que se espera se haga público en las próximas semanas, sería la primera revisión externa oficial de la certificación del 737 MAX, tras su inmovilización en todo el mundo el pasado mes de marzo.
Como parte de aproximadamente una docena de descubrimientos, el grupo de trabajo está dispuesto a llamar la atención de la Administración Federal de Aviación norteamericana (FAA) por lo que describe como una falta de claridad y transparencia en la forma en que ésta delegó su autoridad al fabricante del avión para evaluar la seguridad de ciertas características de control de vuelo. El resultado, según algunos de los informantes del periódico, es que los cambios de diseño esenciales no recibieron la atención adecuada de la FAA.
Se espera que el informe, dijeron estas fuentes, culpe también a la agencia por lo que describe como un intercambio inadecuado de datos con autoridades extranjeras durante su certificación original del 737 MAX hace dos años, junto con suposiciones erróneas en toda la industria sobre cómo reaccionarían de promedio los pilotos ante ciertas emergencias de control de vuelo. Los responsables de la FAA han dicho que están ideando nuevas pautas para la reacción del piloto después de los dos trágicos accidentes de ese avión.
A la comisión de agencias internacionales, creada el pasado mes de abril por la FAA y denominada Revisión Técnica de las Autoridades Conjuntas y encabezada por Christopher Hart, ex presidente de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de EEUU, con objeto de examinar los procedimientos utilizados para aprobar los sistemas de control de vuelo del 737 MAX, también se le pidieron recomendaciones de alto nivel para abordar las deficiencias sistémicas. Dicha comisión incluye a reguladores de seguridad aérea de Canadá, China, Indonesia, Emiratos Árabes Unidos, la Unión Europea, Brasil y Estados Unidos.
El origen y la composición del grupo de trabajo probablemente respaldarán sus hallazgos y recomendaciones específicos para revisar las prácticas actuales y, en algunos casos, reevaluar y actualizar las normas de seguridad y los estándares técnicos de décadas de antigüedad. Boeing y los reguladores buscan restablecer la confianza del público en los aviones y poner fin a la puesta a tierra que ha afectado a la industria e interrumpido los horarios de las aerolíneas globales.
«Damos la bienvenida a las conclusiones de la investigación de estos expertos», dijo un portavoz de la FAA el domingo en referencia a la comisión y a una serie de otras revisiones externas que examinan la certificación del 737 MAX. La agencia «revisará cuidadosamente todos los hallazgos y recomendaciones«, agregó.
Los detalles del informe casi terminado no se han informado antes, señala el periódico norteamericano. Los cambios finales podrían modificar algunas conclusiones, según algunos de los expertos, pero es poco probable que las conclusiones generales y las recomendaciones para una reevaluación radical cambien.
Inicialmente, dice el periódico, la comisión fue creada por la FAA como parte de una estrategia para promover el consenso internacional. Pero a medida que el trabajo de Boeing para diseñar soluciones de software para el MCAS y sistemas relacionados se prolongó, y los desacuerdos entre la FAA y algunas de sus homólogas extranjeras se hicieron públicos, el informe se ha transformado. Ahora, parece haberse convertido en un esfuerzo de control de daños en parte destinado a esbozar cambios de mayor alcance en los estándares y procedimientos de certificación, dijeron técnicos del sector.
La cuestión clave es el intento de ahorro máximo de costes en los procesos de certificación hasta niveles en que se desvirtua el proceso certificador