Un cohete Vega-C lanzó poco antes del mediodía del martes 29 de abril desde el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa la misión Biomass. Esta última misión Earth Explorer de la Agencia Espacial Europea (ESA) proporcionará información esencial sobre la salud y la dinámica de los bosques del mundo, revelando su evolución a lo largo del tiempo y, fundamentalmente, mejorando nuestra comprensión de su papel en el ciclo global del carbono.
Se trata del primer satélite que incorpora un radar de apertura sintética de banda P totalmente polarimétrico para la obtención de imágenes interferométricas. Gracias a la larga longitud de onda de la banda P, de unos 70 centímetros, la señal del radar puede atravesar toda la capa forestal para medir la biomasa, es decir, los troncos, ramas y tallos leñosos, donde los árboles almacenan la mayor parte de su carbono.
Vega-C es la evolución de la familia de cohetes Vega y ofrece mayor rendimiento, mayor volumen de carga útil y mejor competitividad.
Los bosques se denominan a veces «los pulmones verdes del planeta Tierra». Son extremadamente importantes para mantener un mundo saludable, pero los incendios y la deforestación (la tala de muchos árboles), junto con el cambio climático, amenazan con dañar y destruir los bosques. Biomass supervisará los bosques y ayudará a aprender más sobre ellos.
El satélite Biomass orbitará a 666 kilómetros sobre la superficie de la Tierra y utilizará su antena de 12 metros de diámetro para recopilar datos que ayudarán a crear mapas detallados de la estructura de los bosques, como la altura de los árboles y la densidad del bosque. A partir de estos datos, los científicos podrán estimar la biomasa forestal y la cantidad de carbono que almacena.
Biomass está equipado con un tipo especial de radar que le confiere un superpoder: la capacidad de ver a través de la frondosa capa superior del bosque. Puede utilizar este radar para observar las partes inferiores, como los troncos leñosos, las ramas y los tallos.
Esta información es muy valiosa porque los árboles absorben dióxido de carbono, un gas que contribuye al cambio climático, y almacenan la mayor parte en su biomasa leñosa. Sin embargo, la destrucción de los bosques puede liberar este carbono almacenado de nuevo a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global. Al saber cuánto carbono se almacena en los bosques, los científicos pueden controlar los cambios y nosotros podemos proteger mejor nuestro precioso medio ambiente.