Por primera vez, la sonda Solar Orbiter ha conseguido capturar imágenes directas de los polos solares, gracias a su nueva órbita inclinada respecto al plano de la eclíptica. Este avance marca un hito en la observación solar: hasta ahora, todas las imágenes del Sol habían sido tomadas desde una perspectiva ecuatorial, alineada con la órbita de la Tierra y el resto de planetas del Sistema Solar.
El 23 de marzo de 2025, Solar Orbiter alcanzó un ángulo de 17° por debajo del ecuador solar, lo que le permitió observar directamente el polo sur del Sol. Esta campaña de observación es la primera en registrar con detalle regiones hasta ahora inexploradas, con una inclinación que se incrementará progresivamente en los próximos años.
“La humanidad contempla por primera vez los polos del Sol”, declaró la profesora Carole Mundell, directora científica de la ESA. “El Sol es nuestra estrella más cercana, origen de la vida pero también responsable de alteraciones en sistemas espaciales y terrestres. Comprender su comportamiento es crucial. Estas imágenes son el inicio de una nueva era en la ciencia solar”.
Entre el 16 y el 17 de marzo de 2025, Solar Orbiter ya había comenzado a observar el polo sur desde un ángulo de 15°, en la que fue su primera campaña de alta inclinación. En esa ocasión, tres de sus instrumentos científicos captaron imágenes inéditas del entorno solar:
– PHI (Polarimetric and Helioseismic Imager): encargado de registrar luz visible y mapear el campo magnético superficial del Sol.
– EUI (Extreme Ultraviolet Imager): que observa la atmósfera externa del Sol en el espectro ultravioleta, revelando la corona solar, donde el gas alcanza temperaturas del orden del millón de grados.
– SPICE (Spectral Imaging of the Coronal Environment): capaz de medir la emisión de distintos elementos químicos en diferentes capas de la atmósfera solar, lo que permite estudiar su estructura estratificada.
“Los polos solares son literalmente territorio desconocido”, señaló el profesor Sami Solanki, director del equipo PHI en el Instituto Max Planck de Investigación del Sistema Solar (Alemania). “No sabíamos con certeza qué encontraríamos, y los primeros resultados ya están desafiando nuestras expectativas”.
Un campo magnético caótico
Uno de los hallazgos más relevantes hasta el momento es la presencia simultánea de polaridades magnéticas norte y sur en el polo sur solar, un fenómeno que sólo se produce durante el máximo solar, cuando el campo magnético del Sol cambia de orientación. Según PHI, en lugar de una polaridad dominante, en el polo sur coexisten regiones de ambos signos magnéticos.
Esta fase de transición magnética es efímera. En los próximos cinco o seis años, el Sol se dirigirá hacia un nuevo mínimo solar, etapa en la que su actividad disminuye y el campo magnético adopta una configuración más estable. La posición privilegiada de Solar Orbiter permitirá seguir este proceso en tiempo real desde una perspectiva única.
El mapa magnético generado por PHI también muestra las zonas de actividad solar más intensa, con campos magnéticos fuertes localizados a ambos lados del ecuador, allí donde suelen aparecer las manchas solares. En contraste, los polos presentan un patrón fragmentado, con pequeños parches de polaridad opuesta que reflejan la complejidad del campo magnético en esas regiones.
Otra primicia científica proviene del instrumento SPICE, que por primera vez ha logrado medir la velocidad del material solar en movimiento mediante técnicas de espectroscopía Doppler. Este tipo de análisis detecta desplazamientos en las líneas espectrales de elementos como hidrógeno, carbono, oxígeno, neón y magnesio, lo que permite determinar la dirección y velocidad del plasma solar en diferentes capas atmosféricas.
El mapa de velocidad resultante, centrado en la región de transición solar —donde la temperatura se dispara desde los 10.000 °C hasta varios cientos de miles de grados—, muestra cómo los iones de carbono se desplazan hacia y desde la nave. Las zonas azul oscuro y rojo intenso indican flujos más rápidos, asociados a chorros y penachos de material expulsado.
Estas mediciones son clave para entender cómo se genera el viento solar, una corriente de partículas cargadas que se propaga por todo el Sistema Solar e influye en el espacio interplanetario y la magnetosfera terrestre. Tal como explica Frédéric Auchère, responsable del instrumento SPICE en la Universidad de París-Saclay, “hasta ahora, las misiones espaciales sólo podían hacer estas mediciones desde ángulos rasantes. Con Solar Orbiter a alta latitud, entramos en una nueva era de la física solar”.
El inicio de una nueva fase científica
Estos resultados son apenas el comienzo. A lo largo de los próximos años, Solar Orbiter seguirá aumentando su inclinación orbital, lo que le permitirá obtener observaciones aún más precisas de las regiones polares del Sol. Está previsto que en octubre de 2025 llegue a la Tierra el conjunto completo de datos de esta primera travesía “de polo a polo”, que servirá de base para múltiples estudios.
La misión cuenta con 10 instrumentos científicos que continuarán operando de forma simultánea, generando datos complementarios que permitirán desentrañar las dinámicas del campo magnético solar, las condiciones que dan origen al viento solar, y las causas profundas de los ciclos de actividad solar.
“Este es solo el primer paso en la escalera hacia el conocimiento profundo del Sol”, afirma Daniel Müller, científico del proyecto Solar Orbiter en la ESA. “A medida que la nave se aleje del plano de la eclíptica, su perspectiva privilegiada cambiará radicalmente lo que sabemos sobre los polos solares y su papel en el funcionamiento de nuestra estrella”.
La exploración de los polos solares, largamente esperada por la comunidad científica, entra así en una nueva fase con implicaciones directas no sólo para la astrofísica, sino también para la predicción de fenómenos espaciales que afectan cada vez más a nuestra infraestructura tecnológica en la Tierra y en el espacio.