Rusia lanzó este viernes desde el cosmódromo Vostochni Luna-25, el primer módulo de aterrizaje lunar en casi medio siglo con objeto de hallar una posible fuente de agua en el polo sur de la Luna. Intentará aterrizar en la región del polo sur de la luna, donde la presencia de hielo de agua ha atraído la atención de numerosos programas espaciales, y realizará un año de observaciones científicas.
La misión lunar rusa, la primera desde 1976, compite con la India, que envió su módulo de aterrizaje lunar Chandrayaan-3 el mes pasado, y más ampliamente con Estados Unidos y China, que tienen programas avanzados de exploración lunar.
Según informa Reuters, el cohete Soyuz 2.1v que transporta la nave Luna-25 despegó del cosmódromo de Vostochny, a 5.550 kilómetros al este de Moscú. Se espera que el módulo de aterrizaje llegue a la Luna el 21 de agosto, según declaró el viernes a ‘Interfax’ el jefe de la agencia espacial rusa, Yuri Borisov. Anteriormente, la agencia espacial rusa Roscosmos había fijado el 23 de agosto como fecha de aterrizaje.
«Ahora esperaremos al 21. Espero que se produzca un alunizaje suave de gran precisión«, declaró Borisov a los trabajadores del cosmódromo de Vostochny tras el lanzamiento, según Interfax.
Luna-25, del tamaño aproximado de un coche pequeño, intentará operar durante un año en el polo sur de la Luna, donde los científicos de la Nasa y otras agencias espaciales han detectado en los últimos años rastros de hielo de agua en los cráteres sombríos de la región.
Hay mucho en juego en la misión Luna-25, ya que Rusia afirma que las sanciones de Occidente por la guerra de Ucrania, muchas de las cuales se han dirigido al sector aeroespacial de Moscú, no han logrado paralizar la economía rusa.
La misión lunar también pondrá a prueba la creciente independencia de Rusia en el espacio después de que la invasión de Ucrania en febrero de 2022 cortara casi todos los lazos espaciales de Moscú con Occidente, aparte de su papel en la Estación Espacial Internacional, (ISS) donde la cooperación de la agencia espacial rusa con la Nasa se considera crucial para la supervivencia del puesto avanzado.