El nuevo bombardero nuclear furtivo de la Fuerza Aérea de EEUU, el B-21 Raider, realizó su primer vuelo de prueba el pasado viernes, acercando al futurista avión de combate a convertirse en el próximo bombardero furtivo con armas nucleares del país.
El B-21 Raider despegó de la Planta 42 de la Fuerza Aérea en Palmdale, California -donde Northrop Grumman lo ha estado desarrollando y probando-, poco después del amanecer en un vuelo que concluyó en la Base de la Fuerza Aérea Edwards, California, después de hora y media aproximadamente.
La Fuerza Aérea planea construir 100 de estos aviones de combate, que tienen una forma de ala voladora muy parecida a su predecesor, el B-2 Spirit, pero incorporarán materiales avanzados, propulsión y tecnología sigilosa para que tengan más capacidad de supervivencia en un conflicto futuro. Está previsto que el avión se fabrique tanto en versión tripulada como no tripulada.
El B-21 Raider es el primer bombardero estadounidense nuevo en más de 30 años y casi todos los aspectos del programa están clasificados. Tanto Northrop Grumman como la Fuerza Aérea han tratado de proteger los detalles del programa para evitar que China obtenga acceso a la tecnología del arma y construya una versión similar, como lo ha hecho con otros sistemas de armas avanzados de Estados Unidos, como el caza de ataque conjunto F-35.
Actualmente, se están fabricando seis aviones de prueba en la misma línea de producción, utilizando las herramientas, procesos y técnicos que se utilizarán para los aviones de producción en serie. Los primeros B-21 operativos tendrán su base en la Base de la Fuerza Aérea de Ellsworth, SD, mientras que el mantenimiento se gestionará en la Base de la Fuerza Aérea Tinker, Oklahoma.
El contrato para la construcción y producción del B-21 Raider fue adjudicado en 2015 y se espera que cada avión cueste alrededor de 700 millones de dólares.