Los reguladores mundiales están retrasando la aprobación del Boeing 737 MAX a pesar de la decisión de la Administración Federal de Aviación (FAA) de EEUU de poner fin a su suspensión de 20 meses, destacando los cambios en el orden jerárquico regulatorio mundial causados por el doble accidente del avión norteamericano, según observa Reuters.
En marzo de 2019, cuando el segundo accidente del B737 MAX en cinco meses llevó el número de muertos en el modelo de Boeing a 346 personas, China rápidamente suspendió el avión, lo que provocó una cascada de prohibiciones de vuelo en todo el mundo. Los anuncios de Oriente a Occidente destacaron la creciente influencia de China en los asuntos aeroespaciales y globales.
Ahora, sin embargo, se espera que el proceso de aprobación por los reguladores extranjeros lleve días, semanas o meses, ya que éstos verifican la tarea de la FAA e imponen sus propias condiciones para el regreso del avión al servicio.
En el pasado, los reguladores seguían de inmediato la pauta de la FAA, a la que durante décadas se le atribuye ser pionera en la seguridad de la aviación. Pero muchos ahora están recelosos de parecer que secundan su pista después de que la agencia estadounidense fuera acusada de una supervisión laxa.
Se espera que Canadá y Brasil, dos naciones fabricantes de aviones con peso en la industria, respalden la decisión de la FAA en unas semanas. Pero ambos dijeron el miércoles que aún no estaban preparados para decidir.
Según Reuters, muchos analistas piensan que está emergiendo fortalecida de la crisis la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA), que supervisa los Airbus. Ha estado estrechamente involucrada en la investigación de los cambios del 737 MAX y se espera que tenga un mayor peso en la inspección de proyectos futuros como el 777X de Boeing, mientras que la FAA puede hacer lo mismo con los aviones Airbus.
Fuentes de la industria, que recoge Reuters, dicen que EASA podría emitir su orden de aprobación la próxima semana, seguida de un período de comentarios de 30 días. Pero habrá algunas diferencias entre lo que aprobó la FAA y lo que Europa y Canadá requerirán para sus aerolíneas. Canadá, una de las últimas naciones importantes antes de EEUU en inmovilizar el B737 MAX, se ha enfrentado a críticas por seguir a su aliado.