Científicos e ingenieros prueban en el histórico túnel de investigación de hielo del Centro de Investigación Glenn de la Nasa en Cleveland, el diseño de un ala transónica con refuerzos de celosía. Su objetivo: recopilar datos importantes para fundamentar el diseño de estas posibles aeronaves eficientes del futuro.
En el futuro, las aeronaves con alas largas y delgadas, sostenidas por soportes aerodinámicos, podrían ayudar a las aerolíneas a ahorrar combustible. Sin embargo, esas mismas alas podrían ser susceptibles a la acumulación de hielo. Investigadores de la Nasa trabajan actualmente para determinar si existe tal problema y cómo se podría solucionar.
Un ala transónica con armaduras genera menos resistencia aerodinámica en vuelo que las alas de los aviones actuales, lo que requiere que la aeronave consuma menos combustible. Este diseño revolucionario podría hacer que el ala sea más propensa a la formación de hielo, por lo que debe someterse a una serie de rigurosas pruebas para predecir su seguridad y rendimiento. Los datos recopilados por el equipo de investigación hasta la fecha sugieren que grandes secciones de la parte frontal del ala (también conocida como borde de ataque) requerirán un sistema de protección contra el hielo, similar al que se encuentra en algunos aviones comerciales.
El túnel de investigación de hielo Glenn de la Nasa puede simular condiciones de congelamiento para identificar posibles desafíos en el diseño de nuevas aeronaves. Estas pruebas proporcionan información importante sobre cómo se forma el hielo en las alas y pueden ayudar a identificar las condiciones de congelamiento más críticas para la seguridad. Todas las aeronaves comerciales deben estar aprobadas por la Administración Federal de Aviación (FAA) para operar en cualquier condición climática.
Esta investigación forma parte del trabajo de la Nasa para perfeccionar la tecnología de refuerzos transónicos mediante el análisis de cuestiones como la seguridad y la posible integración de futuras aeronaves en la infraestructura aeronáutica estadounidense. Boeing también colabora con la Nasa para construir, probar y volar el X-66, un avión de demostración de tamaño real con alas de refuerzo transónico. Dado que este avión experimental no volará en condiciones de hielo, las pruebas en el Túnel de Investigación de Formación de Hielo están respondiendo a preguntas sobre la formación de hielo.
Este trabajo impulsa el papel de la Nasa en el desarrollo de tecnologías ultraeficientes para aviones de pasajeros, sostenibles desde el punto de vista económico, operativo y ambiental. Durante aproximadamente dos décadas, la Nasa ha invertido en investigación destinada a impulsar la tecnología de alas arriostradas transónicas de celosía hasta el punto de que las empresas aeronáuticas del sector privado puedan integrarla en las configuraciones de aeronaves comerciales. La Nasa invierte en esta investigación a través de iniciativas como su proyecto de Tecnología Avanzada de Transporte Aéreo, que investiga aspectos específicos del rendimiento de los conceptos de este tipo de alas, como la formación de hielo. El proyecto de Tecnología Avanzada de Transporte Aéreo forma parte del Programa de Vehículos Aéreos Avanzados de la Nasa.