El Departamento de Justicia (DoJ) de EEUU ha iniciado una investigación penal sobre el vuelo del Boeing 737 MAX-9 de la compañía Alaska Airlines del 5 de enero en el que una puerta se desprendió en pleno vuelo. A tal efecto los investigadores se han puesto en contacto con pasajeros, pilotos y asistentes del citado vuelo.
Según informó el diario The Wall Street Journal, la Inspección General del Departamento de Transporte también están conectando con el personal de la Administración Federal de Aviación (FAA) que supervisa la fabricación de Boeing. Se trata de una investigación de carácter penal que se suma a la ya investigación emprendida con carácter civil por la FAA y la Junta Nacional de Seguridad de Aviación (NTSB), además de la puesta en marcha en el Senado.
Como informó hace días este diario la FAA anunció que había encontrado fallos en el control de calidad del proceso de fabricación, manejo y almacenamiento de piezas y control de productos de Boeing tras una auditoría de la compañía que incluyó entrevistas con empleados y una visita a su línea de producción. La FAA dio 90 días a Boeing para elaborar un plan para corregir los problemas.
Un informe preliminar de la NTSB también halló que faltaban cuatro tornillos que debían asegurar el panel de la puerta incumpliendo con los requisitos de control de calidad de fabricación.
La aerolínea Alaska Airlines, por su parte, indicó que ante un hecho como el ocurrido con su avión es normal que el DoJ investigue y que ella está cooperando plenamente.