La Agencia Espacial Europea (ESA) avanza en el desarrollo de Henon, su próxima misión tecnológica que marcará un hito en la exploración espacial: será el primer CubeSat que viajará de forma independiente al espacio profundo, se comunicará directamente con la Tierra y ejecutará maniobras autónomas hasta alcanzar su órbita final alrededor del Sol. El pequeño satélite, del tamaño de un equipaje de mano, servirá para probar tecnologías que podrían mejorar las alertas tempranas de tormentas solares con hasta seis horas de antelación.
Henon —acrónimo de Heliospheric Pioneer for Solar and Interplanetary Threats Defence— está concebido como un demostrador de tecnologías de vanguardia en el segmento de los pequeños satélites. Su misión lo llevará hasta 24 millones de kilómetros de la Tierra, superando ampliamente el límite convencional de los 2 millones de kilómetros que definen el espacio profundo.
Aunque otras misiones de la ESA, como Juventas y Milani (ambas parte del programa Hera), volarán más allá de ese límite, Henon se distinguirá por hacerlo sin depender de una nave nodriza. “Mientras Juventas y Milani transmitirán sus datos a través de Hera, Henon se comunicará directamente con la red Estrack de la ESA gracias a un transpondedor miniaturizado de espacio profundo en desarrollo”, explica Roger Walker, responsable del programa de CubeSats tecnológicos de la Agencia.
Propulsión eléctrica a escala miniatura
El carácter pionero de Henon no se limita a su autonomía. La nave incorporará un sistema de propulsión eléctrica de nueva generación, un motor iónico miniaturizado alimentado por los paneles solares del propio satélite y propulsado mediante átomos cargados de xenón. Esta innovación permitirá realizar maniobras significativas para posicionar la nave en su órbita definitiva, un logro sin precedentes para un CubeSat. Según Walker, “una vez demostrada, esta tecnología abrirá la puerta a futuras misiones de bajo coste con destino a la Luna, asteroides e incluso la órbita de Marte”.
El contratista principal de la misión, Argotec, ha completado recientemente la fase de diseño detallado del satélite, superando con éxito la Critical Design Review (CDR), uno de los hitos técnicos más importantes del proyecto. Davide Monferrini, director del programa Henon en Argotec, destacó la relevancia del logro asegurando que “este hito es el resultado de un extraordinario trabajo en equipo. Valida una configuración verdaderamente innovadora que integra tres cargas útiles y múltiples subsistemas miniaturizados, incluido nuestro Curie Power Suite, la unidad avanzada de acondicionamiento y distribución de energía que actúa como el ‘corazón eléctrico’ de Henon”.
Superada esta revisión, el equipo se prepara para la siguiente etapa: la validación funcional mediante un FlatSat, un prototipo de banco de pruebas en el que los componentes electrónicos del satélite se conectan y prueban sobre una mesa. Paralelamente, se construirá un modelo estructural que se someterá a ensayos de vibración, vacío, radiación y temperaturas extremas para garantizar su resistencia en el entorno del espacio profundo.
El lanzamiento de Henon está previsto para finales de 2026, como pasajero secundario a bordo de una misión mayor. Desde su punto de inserción inicial, el Lagrange 2 del sistema Sol-Tierra —situado a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta—, el CubeSat utilizará su propulsión eléctrica para desplazarse hacia una órbita retrógrada distante (Distant Retrograde Orbit, DRO) alrededor del Sol.
Esta trayectoria, ideada en 1969 por el astrónomo francés Michel Hénon, inspiró el nombre de la misión y representa otro “primero” histórico: Henon será la primera nave que vuele en este tipo de órbita, más elíptica que la terrestre y con una distancia variable entre 12 y 24 millones de kilómetros respecto a la Tierra. Desde nuestro punto de vista, su movimiento parecerá describir una elipse alrededor del planeta, aunque en realidad orbitará al Sol.
Tecnología al servicio de la predicción solar
La misión Henon se desarrolla bajo el paraguas del General Support Technology Programme (GSTP) de la ESA, que impulsa la validación en órbita de nuevas tecnologías. En este caso, el objetivo doble es demostrar la viabilidad técnica de un CubeSat autónomo de espacio profundo y, al mismo tiempo, generar beneficios directos para la vigilancia espacial.
Gracias a su posición privilegiada en el lado solar de la DRO, Henon probará instrumentos miniaturizados capaces de detectar emisiones solares que anuncian tormentas magnéticas. “Podremos confirmar la llegada de una tormenta solar entre tres y seis horas antes de que alcance la Tierra, frente a las advertencias actuales que se limitan a entre 15 y 60 minutos”, explica Roger Walker.
Juha-Pekka Luntama, responsable de la Oficina de Meteorología Espacial de la ESA, subraya el potencial operativo del proyecto: “Demostrar esta capacidad con Henon permitirá avanzar hacia una futura constelación de pequeños satélites en órbita retrógrada, capaces de ofrecer una vigilancia continua de las tormentas solares. Con ello, los operadores de infraestructuras críticas, como las redes eléctricas terrestres, dispondrán de diez veces más tiempo para aplicar medidas de mitigación y evitar daños”.
Henon representa una síntesis de múltiples avances en miniaturización, autonomía y eficiencia energética. Su capacidad para comunicarse directamente con la Tierra, navegar de forma independiente y operar en un entorno tan extremo supone un salto cualitativo en el uso de CubeSats, tradicionalmente limitados a órbitas bajas.
Si la misión cumple sus objetivos, la ESA habrá demostrado no solo la madurez de un nuevo tipo de plataforma para la exploración del espacio profundo, sino también un modelo más flexible y asequible para futuras misiones científicas y de observación.
Henon, con su tamaño reducido y su ambición desproporcionada, encarna una nueva etapa en la ingeniería espacial europea: la de los pequeños satélites con grandes capacidades, preparados para ir más lejos de lo que nunca se había imaginado.











