El gestor nacional de navegación aérea, Enaire, ha coordinado la actividad aérea civil con la militar en unos ejercicios de pilotos y tripulaciones llevados a cabo junto a Francia, Italia, Grecia y Estados Unidos en la base del Ejército del Aire en Albacete.
El entrenamiento, denominado “TLP – Tactical Leadership Program”, cuenta con 420 participantes pertenecientes a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y se celebra en España desde el año 2009.
El objetivo es mejorar la interoperabilidad de las fuerzas aéreas de los países aliados y la formación de los pilotos, comandantes de misión de grandes formaciones aéreas, mediante el planeamiento y adiestramiento del personal en misiones aereas.
Las aeronaves más destacadas que participan en estos ejercicios son los cazas Eurofighter, Mirage2000, F-16 y F-18. También participa un avión AWACS de la OTAN, un avión E2C HAWKEYE francés, un avión C-27 de transporte italiano y un helicóptero SUPERPUMA español.
El entrenamiento se desarrolla en un espacio aéreo de más de 100.000 kilómetros cuadrados, lo que supone que Enaire lo coordina en sus cuatro direcciones regionales peninsulares (Centro-Norte, Este, Sur y Balear), estando la mayor parte de este espacio aéreo localizado en la Dirección Regional Sur.
Además, el gestor garantiza la seguridad y minimiza la posible afección del ejercicio sobre el tráfico civil. En este tipo de ejercicios aéreos, para garantizar la seguridad de las operaciones tanto militares como civiles, es fundamental la coordinación entre todos los actores implicados de forma que se disminuya todo lo posible la afección en los vuelos de la aviación general comercial.
Para ello, las distintas fases de planificación deben coordinarse entre todos los organismos implicados (Dirección General de Aviación Civil, Agencia Estatal de Seguridad Aérea, Ejército del Aire, Enaire o Eurocontrol) y realizarse con el margen temporal adecuado, afectando de este modo a los niveles estratégico, pretáctico y táctico de la gestión de espacio aéreo.
Enaire, a través de sus direcciones regionales, interviene en la gestión final del escenario del ejercicio, para la que se tiene en cuenta el cumplimiento de los objetivos militares marcados y la afección que esta actividad pueda tener en los flujos de tráfico y en la capacidad de los sectores de control aéreo.