El sector aeronáutico español aprueba el uso de la IA como herramienta para agilizar procesos, pero no para reemplazar al ser humano, según se ha puesto de manifiesto de forma unánime en el II Congreso Español de Seguridad Operacional Aeronáutica, coorganizado por Sepla (Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas), la Asociación Española de Derecho Aeronáutico y Espacial (AEDAE), Soluciona del Grupo Cobendai y el Real Aero Club de España (RACE).
Entidades como AESA, ENAIRE, ECA, IATA, ALA, COIAE o APROCTA han analizado el potencial de la IA para facilitar la toma de decisiones, pero coincidiendo en que siempre ha de haber una persona al final del proceso.
El evento, que en su segunda edición ha puesto el foco en la conexión entre la IA y la seguridad operacional, ha reunido en Madrid a una veintena de expertos de diferentes subsectores de la aviación, desde las líneas aéreas o el colectivo de pilotos y de controladores aéreos hasta los reguladores, los organismos de gestión del tráfico aéreo o de la actividad aeroportuaria y la psicología aeronáutica. Todos ellos han coincidido en lo esencial: la IA puede ser una gran ayuda para el sector, y no aprovechar su enorme potencial sería una pérdida de oportunidad. Pero es básico tener claro cuáles deben ser sus ámbitos de aplicación y también cuáles son sus riesgos. Y no olvidar que, siempre, al final del proceso, ha de existir un humano que la supervise y tome las decisiones.
El sector aeronáutico siempre ha sido pionero en la adopción de la innovación, con el objetivo prioritario de mejorar la seguridad de las operaciones. Los automatismos simplifican ya infinidad de tareas dentro y fuera de la cabina de vuelo, permitiendo gestionar grandes cantidades de información que facilitan la toma de decisiones. La inteligencia artificial (IA) predictiva es una herramienta que ayuda a estos profesionales en su desempeño, pero no puede tomar decisiones por sí sola ni actuar sin supervisión humana.
“El medio en que nos movemos los pilotos es pura incertidumbre, cada vuelo es diferente y tenemos que afrontar nuevos eventos. Todos los procedimientos están muy definidos y regulados, pero algunas veces nos los tenemos que saltar, salirnos del patrón. Y podemos hacerlo gracias a nuestra preparación y experiencia, a nuestro instinto y nuestra capacidad de improvisar respondiendo a nuevas variables. Sin embargo, la IA generativa solo aprende de eventos pasados. Si surgiera un incidente nuevo, ¿qué decisión tomaría, y cómo sabemos que sería la correcta? Sustituir a un piloto en cabina por una IA pondría en peligro la seguridad operacional y de todos los pasajeros”, ha afirmado Fernando Miragaya, presidente de Sepla.
Conclusiones
Otras ideas relevantes que se han ido desgranando a lo largo de las diferentes mesas de debate son estas:
La seguridad ha sido y será siempre la prioridad absoluta. Requiere una evolución, estar dispuestos a incorporar nuevas herramientas. Los avances tecnológicos siempre han de ir encaminados a incrementar esa seguridad, y han de integrarse de una forma controlada y supervisada. No hay muchos sectores con tantas garantías, regulación y supervisión para poder implantar cualquier tipo de nueva tecnología como el aeronáutico. Así lo han expresado Montserrat Mestres y Marta Lestau, directora y directora de Seguridad de Aeronaves de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
La regulación y certificación de sistemas de IA supone un gran reto normativo y de supervisión, y el desarrollo de las naves no tripuladas (drones) está permitiendo aprender de nuevos automatismos, nuevas formas de volar y de gestionar los vuelos. En esto han coincidido tanto las representantes de AESA como Jesús Romero, jefe de división de Seguridad Operacional de ENAIRE.
El sector se enfrenta a un importante reto formativo y de pérdida de talento para afrontar su relevo generacional. Hacen falta ingenieros, mecánicos, pilotos, y también especialistas en IA que tengan conocimientos aeronáuticos. Sin embargo, las carreras técnicas y de ingeniería aeronáutica no tienen la demanda que necesitaría el sector, y es fundamental impulsar la cultura aeronáutica, tener una cantera que garantice que el sector cubre sus necesidades futuras, como ha asegurado José Manuel Hesse, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos de España (COIAE).
En cuanto a la escasez de pilotos comerciales, se necesita reforzar la formación de nuevos profesionales, pero siempre desde la máxima de la calidad y la excelencia, en esto no se pueden hacer concesiones, como ha destacado el presidente de Sepla, entidad que comparte esta prioridad con el COPAC. Por otro lado, se ha subrayado que al eliminar un piloto de cabina desaparecería la transmisión de conocimiento del comandante, más experimentado, hacia copiloto, rompiendo esa importante relación de mentoring y aprendizaje. La aviación tiene un sistema redundante que ha demostrado claramente que funciona. Entonces, ¿por qué cambiarlo, tratando de eliminar a las personas de la ecuación fundamental de la seguridad?
El potencial de la IA ya se está utilizando en el mantenimiento predictivo de aeronaves, y va a jugar un rol importante en la toma de decisiones, pero siempre con una persona supervisándola, como ha subrayado Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), quien considera necesario seguir trabajando conjuntamente para que la aviación comercial sea cada vez más segura, eficiente y sostenible.
En el ámbito del control aéreo, el análisis inteligente de datos es una ayuda esencial, pero los controladores exigen garantías de que cualquier herramienta que se implante no va a fallar en un momento crítico ni se va a inventar información falsa cuando no encuentre lo que necesita, lo que algunos expertos del sector denominan “alucinaciones”, como ha explicado Alejandro Rodríguez, vicepresidente de Asociación Profesional de Controladores de Tránsito Aéreo (APROCTA).
En la seguridad operacional también es fundamental todo lo que sucede en los aeropuertos y la asistencia en tierra de las aeronaves (handling). Los aeropuertos son entornos hostiles donde confluyen aviones, vehículos, personas, tecnología… Y existe un sistema de reporte de todos los eventos que se producen en el intervalo de asistencia a la aeronave. La IA permite analizar estos reportes y establecer patrones, identificar riesgos, anticiparse a posibles eventos de seguridad operacional y extraer aprendizajes que se comparten con todos los trabajadores del aeropuerto, mejorando los sistemas de gestión de seguridad operacional aeroportuaria. Así lo han destacado José Sanz, experto en Gestión y Seguridad Aeroportuaria de IATA, y María Dolores Couso, responsable de Relaciones con Compañías Asistidas.
La IA también puede ser utilizada con fines maliciosos, ser víctima de ciberataques, y ser intervenida de forma que afecte al buen funcionamiento del sistema. Por eso, es vital que el ser humano mantenga el control sobre ella. Esta idea ha sido subrayada tanto por Iván García Luengo, teniente coronel del Ejército del Aire, como por Juan Carlos Lozano, director técnico de la European Cockpit Association (ECA).
Frente a quienes defienden que la fase de crucero es menos crítica y podría admitir que la aeronave fuera tripulada por un solo piloto, este último ha recordado que muchos accidentes se producen en esta fase (como el del A330 de Air France que en 2009 se estrelló en el Atlántico, dejando 228 fallecidos), por lo que en ningún momento del vuelo se puede bajar la guardia. Lozano ha incidido en la importancia de llegar a acuerdos para poner límites éticos a la IA, y ha trasladado la preocupación del colectivo de pilotos por que el regulador europeo considere que en 2030 podrá tomar una decisión sobre la viabilidad de reducir el número de pilotos en cabina para ser sustituidos por una IA.
Entrega de premios
Al finalizar el congreso se han entregado dos premios honoríficos: A Isabel Maestre, exdirectora de AESA y actual directora de Prospectiva e Innovación de SENASA y presidenta de la asociación Ellas Vuelan Alto (EVA), por su destacada contribución y compromiso con la mejora continua de los estándares de seguridad en el sector aeronáutico. Y a José Luis Rodríguez Castro, director de Sistemas de ENAIRE, por su importante labor en el despliegue de una red de antenas asequibles y eficaces, que ha sido reconocida y aceptada por la Unión Europea como un avance significativo en materia de vigilancia y tecnología aplicada a la aviación.