“El James Webb (JWST) está diseñado para mirar hacia atrás en el tiempo, a las primeras estrellas y galaxias que se formaron en el Universo hace 13.500 millones de años y estudiar cómo han evolucionado hasta convertirse en las estrellas y galaxias que vemos ahora y en una de las cuales vivimos”, así describe la científica española Begoña Vila, responsable en la Nasa de la orientación y estabilidad del telescopio espacial.
En declaraciones exclusivas a este diario, con anterioridad al lanzamiento del James Webb, Begoña Vila, encargada de dos de los instrumentos del JWST, uno de ellos, el Instrument de Guía (Fine Guidance Sensor) y responsable también de las operaciones de los instrumentos del Webb después de su lanzamiento, explicó la pretensión del telescopio espacial recién lanzado.
“Otra parte muy importante de la ciencia del James Webb es estudiar regiones de formación estelar y la atmósfera de exoplanetas, planetas detectados alrededor de otras estrellas, y comprobar si tienen las componentes que son esenciales para la vida que conocemos (agua, metano y carbono) para avanzar más esa pregunta que nos hacemos: ¿estamos solos en el Universo?”.
Begoña Vila ha estado trabajando en el JWST desde el año 2006, primero en Canadá bajo la Agencia Espacial Canadiense y después en la Nasa cuando los instrumentos de vuelo fueron entregados en 2012. Actualmente, está trabajando en la planificación y ejecución de las pruebas del Observatorio en NGAS y en los planes detallados y entrenamientos para el período de comisión y operaciones de los instrumentos después del lanzamiento del JWST.
“El James Webb -dice- complementará y expandirá los descubrimientos del Hubble. Puede ver más hacia atrás en el tiempo que Hubble, precisamente para estudiar esas primeras galaxias y estrellas y ayudar a confirmar las teorías que existen acerca de su formación y evolución. Por ejemplo, no sabemos si los agujeros negros que muchas galaxias como la nuestra tienen en su centro causaron la formación de la galaxia o fue al contrario. Tampoco es fácil ver las zonas de formación estelar y planetaria que están rodeadas de polvo, pero el James Webb está diseñado para ello y también para estudiar la atmosfera de planetas del tamaño de la Tierra para ver su composición – también observará los planetas y objetos en nuestro sistema solar”.
“El James Webb es una colaboración internacional, con dos instrumentos europeos (NIRSpec y MIRI), uno americano (NIRCam) y un instrumento de ciencia canadiense y también es canadiense el instrumento de guía que mantiene al telescopio estable para las observaciones científicas. La participación española es a través de INTA y a través de su participación como país miembro de la ESA. Otra contribución muy importante española será después del lanzamiento con el centro en Robledo de Chavela, en Madrid, que forma parte de la red de comunicaciones de espacio profundo de la Nasa, formada por Madrid, Camberra (Australia) y Goldstone (California). Esta red de comunicaciones fue la que permitió que viéramos al primer hombre en la Luna y desde entonces ha sido utilizada para comunicarnos y recibir datos de las misiones lanzadas al espacio, usando las tres antenas garantizará un contacto continuo de 24 horas cuando la Tierra gira también para el James Webb”, dice Begoña Vila en declaraciones a este diario.