Los técnicos responsables del avión X-59 de la Nasa completaron otra prueba crucial en tierra en marzo, lo que garantiza que la silenciosa aeronave supersónica pueda mantener una velocidad específica durante la operación. Esta prueba, conocida como mantenimiento de la velocidad del motor, es el último avance a medida que el X-59 se acerca a su primer vuelo este año.
“El mantenimiento de velocidad del motor es básicamente la versión del control de crucero de la aeronave”, dijo Paul Dees, subdirector de propulsión del X-59 de la Nasa en el Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la agencia en Edwards, California. “El piloto activa el mantenimiento de velocidad a su velocidad actual y luego puede ajustarla gradualmente según sea necesario”.
El equipo del X-59 ya había realizado una prueba similar en el motor, pero solo como sistema aislado. La prueba de marzo verificó el correcto funcionamiento del sistema de retención de velocidad tras su integración en la aviónica del avión.
“Necesitábamos verificar que el mantenimiento de velocidad funcionara no solo dentro del motor, sino como parte de todo el sistema de la aeronave”, explicó Dees. “Esta prueba confirmó que todos los componentes (software, conexiones mecánicas y leyes de control) funcionan en conjunto según lo previsto”.
La exitosa prueba confirmó la capacidad de la aeronave para controlar la velocidad con precisión, lo cual será invaluable durante el vuelo. Esta capacidad aumentará la seguridad del piloto, permitiéndole concentrarse en otros aspectos críticos de la operación de vuelo.
“El piloto estará muy ocupado durante el primer vuelo, asegurándose de que la aeronave sea estable y controlable”, dijo Dees. “Al tener la función de retención de velocidad, se reduce parte de esa carga de trabajo, lo que hace que el primer vuelo sea mucho más seguro”.
El equipo planeó inicialmente comprobar el mantenimiento de velocidad como parte de una próxima serie de pruebas en tierra, donde suministrarán a la aeronave un conjunto sólido de datos para verificar su funcionalidad tanto en condiciones normales como de fallo, conocidas como pruebas del pájaro de aluminio. Sin embargo, el equipo reconoció la oportunidad de realizar pruebas antes.
“Era un objetivo de oportunidad”, dijo Dees. “Nos dimos cuenta de que estábamos listos para probar el mantenimiento de la velocidad del motor por separado mientras otros sistemas continuaban con la finalización de su software. Si podemos aprender algo antes, siempre es mejor”.
Con cada prueba exitosa, el equipo integrado de la Nasa y Lockheed Martin acerca al X-59 a su primer vuelo y a hacer historia en la aviación gracias a su tecnología supersónica silenciosa.