El equipo de Destinus ha dado un paso audaz hacia el futuro al desarrollar un postquemador a medida, diseñado meticulosamente para superar las barreras del sonido y catapultar a la industria hacia nuevas fronteras. Desde el diseño hasta las pruebas, Destinus ha marcado un hito en la historia de la aviación.
Viajar a velocidades supersónicas implica enfrentar una serie de obstáculos técnicos. Cuando un avión supera la velocidad del sonido, conocida como Mach 1, se desencadenan ondas de choque que alteran las fuerzas aerodinámicas y generan el característico estampido sónico. Tradicionalmente, los aviones comerciales han evitado estas velocidades extremas, operando a velocidades subsonicas seguras, alrededor de Mach 0,8.
Los motores a reacción, pilares de la aviación moderna, son esenciales para impulsar aeronaves a velocidades supersónicas. Destinus ha elevado el estándar con su motor CJ610, capaz de un empuje máximo de 13 kN. Sin embargo, para superar la barrera del sonido, se requiere un impulso adicional. Aquí es donde entra en juego el innovador postquemador a medida de Destinus.
El postquemador es un componente clave para alcanzar velocidades supersónicas. Situado estratégicamente después de la turbina y antes del escape, este dispositivo inyecta combustible adicional al aire, aumentando el empuje total del motor. Los ingenieros de Destinus han estimado que esta adición podría impulsar el motor en un 45%, permitiendo que las aeronaves alcancen velocidades sobresalientes.
Destinus 3, el buque insignia de la compañía, contará con un sistema de postcombustión integrado. Desde la inyección inicial de queroseno hasta la posterior inyección de hidrógeno líquido en el postquemador, el motor está preparado para alcanzar velocidades supersónicas de hasta Mach 1,3. Este hito no solo promete avances en velocidad, sino también en sostenibilidad, utilizando hidrógeno líquido como fuente de energía.
El equipo de ingenieros de Destinus ha concebido un postquemador adaptable a la energía del hidrógeno y ha completado su diseño y fabricación con precisión. Cada componente, desde el difusor hasta la tobera de escape, ha sido meticulosamente diseñado para garantizar un rendimiento óptimo.
El próximo paso crucial es someter el postquemador a rigurosas pruebas en el avanzado centro de pruebas de propulsión de hidrógeno de Destinus en Payerne, Suiza. Aquí, se evaluará su rendimiento con hidrógeno gaseoso y líquido para garantizar su eficacia y seguridad antes de su implementación en vuelos comerciales.