La Oficina de Asesoramiento Espacial de Estados Unidos (OSC, en sus siglas en inglés) ha alertado de que muchos inspectores de seguridad de la Administración Federal de Aviación (FAA) no estaban suficientemente capacitados para certificar a los pilotos de las aerolíneas.
Las denuncias de la OSC están fundamentadas en una investigación de la agencia que cuestiona la revisión operativa de varios aviones, incluidos el Boeing 737 MAX y el Gulfstream VII. OSC también descubrió que las respuestas de la FAA a las preguntas del Congreso sobre estas acusaciones parecen haber sido engañosas en su descripción de la capacitación de los empleados de la FAA.
Los inspectores de seguridad participan en las Juntas de Normalización de Vuelo, que son responsables de garantizar la competencia del piloto mediante el desarrollo de requisitos de capacitación y experiencia. De conformidad con la política de la FAA, los inspectores de seguridad deben tener un entrenamiento formal en el aula y una capacitación en el trabajo. La política de la FAA establece que la capacitación en el trabajo “no sustituye a la capacitación requerida en el aula”.
En su investigación, la Oficina de Auditoría y Evaluación (AAE) independiente de la FAA determinó que 16 de los 22 inspectores de seguridad, incluidos los del Grupo de Evaluación de Aeronaves de Seattle, no habían completado la capacitación formal. Además, 11 de los 16 inspectores de seguridad no entrenados no tenían certificados de Instructor de vuelo certificado, que son un requisito básico de posición. Estas investigaciones también incluyeron a los inspectores de seguridad asignados al 737 MAX.
De este modo, los inspectores no calificados administraron cientos de certificaciones, conocidas como «viajes de control», que calificaron a los pilotos para operar aviones de pasajeros nuevos o modificados.