De acuerdo a los estudios llevados a cabo por el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), el programa de compensación de CORSIA en su forma actual, es decir, sin tener en cuenta los efectos distintos del dióxido de carbono, no alcanzará los objetivos climáticos que apuntan al límite de 1,5 grados Celsius entre 2025 y 2064.
Esto se debe a que hasta ahora no se han tenido en cuenta los efectos distintos del dióxido de carbono, en particular el efecto de calentamiento climático de las estelas de condensación. Hallazgos de investigación de los últimos años han dejado cada vez más claro que las estelas de condensación y los óxidos de nitrógeno juntos tienen un mayor impacto climático en el transporte aéreo que las emisiones de dióxido de carbono por sí solas.
Volker Grewe, responsable del estudio del Instituto DLR de Física Atmosférica en Oberpfaffenhofen, asegura que “creemos que nuestros resultados revelan el riesgo de una discrepancia que podría conducir a un aumento del efecto invernadero inducido por el transporte aéreo en lugar de la estabilización».
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 en París, los estados participantes acordaron que el calentamiento global debería limitarse a 1,5 grados en comparación con los niveles preindustriales. Como resultado, la OACI y sus miembros adoptaron el Programa de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA), que ahora está siendo implementado por 88 países de todo el mundo.
«Los efectos distintos del dióxido de carbono representan la mayor parte del impacto climático de la aviación. En DLR, estamos comprometidos a garantizar que se tengan en cuenta estos efectos. Queremos desarrollar soluciones integrales para el vuelo del mañana climáticamente neutro que evite emisiones de dióxido de carbono”, enfatiza Markus Fischer, miembro adjunto de la Junta de Aeronáutica del DLR.
Los investigadores también analizaron los objetivos de emisiones de Flightpath 2050 presentados por el Consejo Asesor para la Investigación Aeronáutica en Europa (ACARE) en 2011 (reducción del 75% en las emisiones de dióxido de carbono y reducción del 90% en las emisiones de óxido de nitrógeno para 2050 por pasajero-kilómetro y por aviones para 2050, en comparación con 2000).
“En nuestra evaluación, es muy probable que estos objetivos puedan estabilizar el impacto climático del transporte aéreo», dice Grewe. «Sin embargo, incluso los objetivos de Flightpath 2050, que son más estrictos que CORSIA, también conducirán a una contribución constante al calentamiento global por parte de esta industria en el siglo XXI. La razón de esto es el mayor crecimiento del tráfico aéreo, que se espera será significativo, junto con una consideración insuficiente de los efectos distintos del dióxido de carbono”, explica el investigador.