Rectificar no siempre es de sabios. La autocorrección no guarda una relación necesaria y directa con el talento, como se suele creer abusando de las frases hechas. Rectificar no es una propiedad exclusiva de superdotados o poseedores de un alto coeficiente intelectual. Dar marcha atrás es, sencilla y necesariamente, propio de equivocados, convencidos o arrepentidos.
El Ministerio de Fomento y Aena han dado marcha atrás en la guerra de las tarifas aeroportuarias y han firmado la paz con las aerolíneas aéreas justo un añ;o después de la implantación de aquellas y tras las denuncias interpuestas por éstas ante la Comisión Europea y los expedientes abiertos en Bruselas al Gobierno españ;ol.
Las asociaciones de aerolíneas españ;olas denunciaron que entre 2011 y 2013 la elevación de las tasas aeroportuarias en Españ;a fue de un 67,49% de promedio en el conjunto de los aeropuertos de Aena y que, por tanto, se sobrepasaba con creces los límites máximos establecidos por Bruselas.
La Comisión Europea investiga desde hace meses las subidas implantadas, particularmente en los aeropuertos de Madrid y Barcelona, donde las tasas por pasajero se han duplicado, y sospecha también que el incremento tarifario se llevó a cabo sin consultar al sector, lo cual violaría la directiva europea que regula la fijación de tasas aeroportuarias. Al mismo tiempo pretende verificar si Españ;a ha creado la autoridad de supervisión independiente que exige la misma directiva.
Por su parte, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) mostró también su "profunda preocupación" por este incremento de las tarifas aeroportuarias españ;olas. "Por el interés general de la economía, el Gobierno españ;ol debería retirar o modificar de manera significativa esta propuesta. La atención debería centrarse en obtener beneficios económicos que generen empleo en un sector tan competitivo como es la aviación", clamó el consejero delegado de la IATA, Tony Tyler.
Aena y Fomento defendieron el alza de precios con dos argumentos principales: la necesidad de pagar las deudas de la red de aeropuertos y con el fin de igualar las tarifas de las terminales españ;olas con las de otros aeropuertos similares de la UE. Hace exactamente un añ;o, la Dirección de Comunicación y Relaciones Institucionales de Aena editó un cuadernillo de 42 páginas -alguna incluso repetida- que difundió entre los medios de comunicación con el fin de justificar las subidas de precios aeroportuarios: “Con las tarifas actuales únicamente se cubre el 63,5% de los costes totales generados por la actividad de las instalaciones aeroportuarias. Esta situación resulta insostenible desde el punto de vista de rentabilidad de empresa”, decía el argumentario oficial.
Un añ;o después se ha producido el milagro y la ministra de Fomento, Ana Pastor, se fotografiaba con los representantes de las aerolíneas con el anuncio gozos de la “buena noticia” de la rectificación y el acuerdo sobre las tarifas para los próximos cinco añ;os, a pesar de que el gestor aeroportuario reconoce que con dicho acuerdo perderá 500 millones de euros. ¿Por qué esa rectificación? ¿Cómo ha sido posible ahora lo que hace sólo un añ;o resultaba una situación insostenible para Aena desde el punto de vista de la rentabilidad?
“Aena ha realizado una profunda transformación en su gestión a lo largo de los últimos 15 meses. Esos resultados ya son palpables. Hemos mejorado todos los resultados de la compañ;ía y las medidas que se han aplicado y el esfuerzo que se ha llevado a cabo para mejorar su eficiencia con la mejora de su cuenta de resultados nos permiten ahora y no antes atender la demanda de las compañ;ías en cuanto a la modulación en el incremento de las tarifas aeroportuarias”, justificó la ministra.
“Para que se entienda muy clarito. Nosotros llegamos y nos encontramos con una empresa pública que se llama Aena que estaba en quiebra, que no tenía recursos para hacer frente a sus propias obligaciones y había una ley aprobada por el Gobierno anterior que decía que a partir del 2013 las tasas se incrementarían el IPC + 5. ¿Qué es lo que hemos hecho? A medida que nos hemos ido recuperando, es decir, que la cuenta de resultados de Aena por las mejoras y la eficiencia de su gestión…pues como las cosas van razonablemente bien, se han eliminado gastos superfluos, lo que hacemos es trasladar esa eficacia a las compañ;ías, que buena falta le hace”, concluyó la ministra.
La verdad es que si no se entendían bien las subidas de hace un añ;o, menos se entiende ahora la justificación de la rectificación. Porque resulta difícilmente comprensible que prácticamente los mismos gestores que entregaron a la ministra una Aena “en quiebra y sin recursos para hacer frente a sus obligaciones” en tan poco tiempo hayan conseguido el milagro de rectificar la tendencia, enderezar la marcha de la empresa con 1.200 trabajadores cobrando lo mismo pero sin trabajar y recuperar la cuenta de resultados gracias a “la eficiencia de su gestión”.
Rectificar es, pues, de errados y seguramente se hayan aplicado el autocorrector al ”pendrive” aquel que entregaron a la ministra a su llegada al Departamento y que ésta tanto criticó y censuró.
Pero, al margen de la credibilidad de aquellos/estos gestores del “pendrive” de hace añ;o y medio y del supuesto enderezamiento económico de ahora, con unos cuantos millones de pasajeros menos en los aeropuertos y las no menos dudosas ventas en las tiendas de lujo en tiempos de “low-cost”, muchos de los empleados invitados hace un añ;o a desvincularse de la empresa pública no entienden fácilmente la justificación de esa rectificación. Si, como dice ahora la ministra “las cosas van razonablemente bien en Aena” y ésta ahora puede renunciar a percibir 100 millones de euros cada añ;o, “¿por qué se ha prescindido de muchos experimentados trabajadores con el criterio tan irracional del umbral de los 55 añ;os?”, se preguntan.
Claro que tampoco se entiende un ERE que obligó a dejar la empresa a más de 1.300 empleados hace cinco meses y muchos de ellos siguen todavía en la misma sin hacer nada, pero con despacho, ordenador y teléfono y algunos hasta con coche oficial y cobrando exactamente el mismo sueldo que cuando trabajaban, según denuncian muchos de ellos.
No convencen a muchos trabajadores de Aena las explicaciones de su presidente y de la ministra de Fomento. Con los 500 millones a los que ahora ha renunciado la empresa se podía haber seguido pagando la nómina sin necesidad del ERE. Y se supone que con la eficiencia ahora puesta en ejercicio por los antiguos y nuevos gestores no haría falta tampoco subir las tarifas aeroportuarias a las compañ;ías. Es difícilmente comprensible.
Probablemente, la razón de la rectificación no esté, pues, en la recuperación económica lograda ahora y con la que paliar la “precariedad insostenible” de hace un añ;o, sino en la necesidad de evitar la tensión y la presión de la Comisión Europea y el riesgo de sanciones a cambio probablemente de compensaciones económicas o legislativas en el BOE. Todo eso bien vale una foto y una rectificación. Algunos creerán que es de sabios, pero todos sabemos que es de errados. Y errando, errando se va acertando. Ya lo decía Manuel Fraga de los socialistas: “sólo aciertan cuando rectifican”. Y Felipe González apostilló: “rectificar es de sabios, pero hacerlo todos los días es de necios”.