El satélite SMILE (Solar wind Magnetosphere Ionosphere Link Explorer) avanza con paso firme hacia su lanzamiento, tras entrar en la crucial fase de ensayos ambientales espaciales. La nave, revestida con su característico recubrimiento dorado, ha sido trasladada a la Cámara de Pruebas Maxwell en las instalaciones de pruebas de satélites más grandes de Europa, ubicadas en el centro técnico ESTEC de la ESA, en los Países Bajos.
Después de haber sido ensamblado y testado durante el invierno, SMILE comienza ahora un conjunto de ensayos que simulan las condiciones extremas del espacio exterior. La Cámara Maxwell, de 9 metros de altura y revestida internamente con picos de espuma absorbente, crea un entorno controlado que elimina interferencias externas gracias a sus paredes metálicas, que actúan como una jaula de Faraday.
SMILE ha sido diseñado para captar señales extremadamente débiles del campo magnético terrestre y del viento solar. A la vez, debe transmitir grandes volúmenes de datos mediante antenas de alta potencia. Estas pruebas tienen como objetivo asegurar que todos sus sistemas electrónicos pueden operar simultáneamente sin generar interferencias internas (conocidas como crosstalk) que comprometan su rendimiento científico o de comunicaciones.
Además, los ingenieros están verificando que SMILE no interfiera con los sistemas electrónicos del lanzador Vega-C, que será el encargado de ponerlo en órbita, ni con los sistemas de tierra asociados. Esta compatibilidad electromagnética es clave para garantizar una integración segura y sin contratiempos.
Aunque el análisis completo de los datos de prueba llevará tiempo, los primeros resultados indican que SMILE está cumpliendo con los requisitos establecidos para esta fase. De confirmarse, marcará un hito más en el camino hacia el lanzamiento de esta misión conjunta entre la ESA y la Academia China de Ciencias, cuyo objetivo es estudiar las complejas interacciones entre el viento solar y la magnetosfera terrestre.
SMILE aspira a arrojar nueva luz sobre los mecanismos que regulan la relación entre el Sol y nuestro planeta, contribuyendo a la comprensión de fenómenos como las tormentas geomagnéticas y sus efectos sobre infraestructuras tecnológicas en la Tierra.