La ministra de Defensa, Margarita Robles, y el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, han visitado el nuevo Centro de Operaciones y Vigilancia Espacial (COVE), en la base aérea de Torrejón de Ardoz, que vigila el espacio ultraterrestre y alcanzará su capacidad operativa final en 2023.
El COVE está adscrito a la jefatura del Sistema de Vigilancia y Control Aeroespacial (SVICA) del Mando Aéreo de Combate, y su creación se basa en “la relevancia que ha cobrado el espacio ultraterrestre y la necesidad de vigilarlo, por su alto potencial disruptivo”, asegura el general de Brigada Juan Francisco Sanz, jefe del SVICA.
A corto y medio plazo, su misión es la vigilancia del espacio ultraterrestre, especialmente en lo que afecta al desarrollo de las operaciones militares de las Fuerzas Armadas. Pero entre sus actividades también se incluye la distribución de predicciones de meteorología espacial y su posible impacto, así como predicciones acerca de la exactitud de las señales de posicionamiento, navegación y tiempo.
“La importancia del espacio es innegable, tiene un carácter absolutamente transversal, afecta a todos los sectores, desde el económico al ocio, pasando por el transporte y, sobre todo, al de seguridad y defensa”, ha explicado Sanz.
El general ha señalado que las amenazas y desafíos provenientes del espacio se han incrementado sustancialmente y ha expuesto algunos ejemplos. Entre las acciones de carácter intencionado de naturaleza hostil (amenazas) están los ‘satélites inspectores’, que pueden aproximarse a otros con la intención de obstaculizar su funcionamiento o sacarles de su propia órbita, aunque también pueden acercarse para solventar problemas.
Hoy en día, “los activos espaciales constituyen infraestructuras críticas y la seguridad de un país se apoya en sus capacidades espaciales”, ha asegurado el general. Los desafíos, sin embargo, tienen un origen natural o un carácter no intencionado, como son la basura espacial o las tormentas solares.