Russian Space Systems Holding (RKS), filial de Roscosmos, está desarrollando una tecnología autorreguladora para controlar constelaciones orbitales multisatélite con elementos de inteligencia artificial y mínima participación humana. Permitirá en el futuro automatizar el control de constelaciones de satélites de miles de naves espaciales.
Una característica de la nueva tecnología será la transición del control puntual de las naves espaciales individuales que se utilizan en la actualidad al control del efecto sistémico de toda la constelación orbital. En su desarrollo, los especialistas de DCS proponen utilizar los métodos de autoorganización coordinada, u homeostasis, que administrarán eficazmente la estructura orbital, su número, los recursos del sistema, la red de transmisión de datos y la red de computación orbital.
Con la constelación espacial rusa existente hoy, que consta de más de 150 satélites, el complejo automatizado con base en tierra realiza hasta 2.000 sesiones de control cada día. La tecnología utilizada hoy asume el mantenimiento de cada nave espacial por separado: se monitorea su desempeño y posición orbital, se contrarrestan las desviaciones o amenazas.
La tecnología tradicional tiene sus límites: un mayor crecimiento del grupo, teniendo en cuenta las restricciones para aumentar los recursos de gestión, crea la probabilidad de colapso. La nueva tecnología autorreguladora permitirá implementar proyectos domésticos de constelaciones orbitales multiservicio multisatélite que van desde varios cientos hasta miles de naves espaciales para proporcionar navegación, comunicaciones, teledetección de la Tierra y otras funciones.
Para el nuevo sistema de control, los desarrolladores proponen una estructura jerárquica. En sus niveles superiores, se introducirán nuevas tareas para gestionar efectos sistémicos. El sistema de control determinará de forma independiente las naves espaciales para la formación de estructuras orbitales para la implementación de varios efectos objetivos: realizar un estudio espacial de la superficie, transmitir información o una señal de navegación y otros. Para ello, evaluará las posiciones orbitales de cada satélite, su estado técnico, la disponibilidad de recursos energéticos y las reservas del fluido de trabajo.
Para aumentar aún más las capacidades del sistema de autorregulación para constelaciones orbitales multisatélite, se propone utilizar la tecnología de los sistemas GRID mediante la creación de una «supercomputadora virtual» global, que combine la capacidad de cálculo de los sistemas de control automatizados y las propias naves espaciales en una sola red.