Las compañías aéreas comerciales están impulsando el uso de combustible alternativo sostenible (SAF), lo que podría llevar a las fuerzas armadas de distintos países a adoptar este tipo de combustibles próximamente.
Así, un informe de GlobalData asegura que los fabricantes de aviones han asumido fuertes compromisos en torno a los SAF, que muchas personas y organizaciones están siguiendo muy de cerca.
El enfoque mundial en lograr cero emisiones en la aviación, muy debatido en la reciente cumbre COP26, puede dar a este tipo de combustible el impulso financiero necesario para la adopción masiva dentro de la aviación civil, con la probabilidad de que se extienda a la industria de Defensa.
Sin embargo, Madeline Wild, analista Asociada de Defensa de GlobalData, asegura que “en la industria aeroespacial y de defensa, la producción actual de combustibles alternativos es mínima. El problema es que se necesita tiempo, inversión, tecnología y un cambio de política para cambiar un combustible tan omnipresente como el queroseno”.
La analista explica que “es probable que los combustibles sostenibles sean la forma más asequible de propulsión de aeronaves sostenibles que se utilizará en un futuro próximo, pero la falta de financiación ha impedido la adopción militar a gran escala en el pasado. Esto solo cambiará si la COP26 cumple su propósito y coloca un foco de atención firme en los problemas de ESG y, de hecho, promueve la acción”.
El informe también destaca la propulsión eléctrica y la energía de hidrógeno como otras dos prácticas sostenibles que pueden ser adoptadas por las fuerzas armadas a nivel mundial. En este sentido, Wild comenta que “los problemas con la infraestructura obstaculizan la adopción de la propulsión eléctrica y la energía del hidrógeno. Se necesitan importantes cambios tecnológicos y de infraestructura antes de que se puedan implementar completamente en el diseño de aeronaves. Por ejemplo, los aviones eléctricos necesitarían nuevos sistemas de propulsión e infraestructura de carga, mientras que los aviones de hidrógeno necesitarían una infraestructura adecuada para la producción de hidrógeno verde y el transporte de combustible.
Además, la analista revela que “más de 40 países han acordado eliminar gradualmente la energía del carbón en todo el mundo y más de 20 países también han acordado dejar de financiar combustibles fósiles para finales de 2022. Esto desviará 8.000 millones de dólares para inversiones en energía limpia, algunos de los cuales probablemente serán SAF».