Desde noviembre de 2023, la nave espacial Voyager 1 de la Nasa ha estado transmitiendo una señal de radio constante a la Tierra. Sin embargo, lamentablemente, esta señal no ha contenido datos utilizables desde entonces. ¿El culpable? Uno de los componentes clave a bordo: el subsistema de datos de vuelo (FDS). Este sistema, encargado de empaquetar los datos científicos e ingenieriles antes de enviarlos a la Tierra, ha sido el centro de atención para los ingenieros de la misión Voyager.
El 3 de marzo, tras meses de incansable análisis, el equipo de la misión Voyager finalmente detectó una actividad inusual en una sección del FDS. Esta nueva señal, aunque inicialmente desconcertante debido a su formato no convencional, resultó ser un rayo de esperanza. Un ingeniero de la Red de Espacio Profundo de la Nasa logró descifrar la señal, revelando que contenía una lectura completa de la memoria del FDS.
Esta lectura, un tesoro de información sobre el funcionamiento interno del FDS, está siendo minuciosamente analizada por el equipo de la misión. Con su contenido que abarca desde el código operativo hasta los datos científicos, el equipo ahora tiene en sus manos una pista vital para resolver el misterio que ha mantenido a la Voyager 1 en silencio durante meses.
Lo más sorprendente es que esta señal decodificada no fue un accidente cósmico, sino el resultado de un comando enviado a la Voyager 1 el 1 de marzo, cariñosamente apodado «empujón» por el equipo. Este comando, diseñado para guiar suavemente al FDS a través de diferentes secuencias de software, busca identificar y solucionar posibles áreas problemáticas dentro del sistema.
Sin embargo, la distancia colosal entre la Voyager 1 y la Tierra añade un desafío único a esta misión de rescate espacial. Con más de 24.000 millones de kilómetros de distancia, una señal de radio tarda aproximadamente 22,5 horas en viajar de ida y vuelta. Por lo tanto, el equipo tuvo que esperar pacientemente hasta el 3 de marzo para recibir la confirmación de que el comando había sido ejecutado con éxito.
Desde entonces, los ingenieros han estado inmersos en el análisis de los datos recopilados, desentrañando las discrepancias en el código y las variables para identificar la fuente del problema actual. Aunque el camino hacia una solución definitiva aún está por recorrer, el descubrimiento de esta señal decodificada marca un hito crucial en el esfuerzo por revivir la misión Voyager 1.