Euclides, la misión de la ESA para arrojar luz sobre la materia y la energía oscura, se lanzará en un cohete Falcon 9 de SpaceX desde Cabo Cañaveral, Florida, no antes del mes próximo. Pero los equipos del centro de control de la misión de la Agencia en Darmstadt, Alemania, ahora también están a oscuras debido a una serie de problemas que afectan a la misión en las simulaciones previas al lanzamiento.
“Un supuesto fallo mecánico significó que uno de los propulsores de actitud de Euclides se atascó y no produjo ninguna fuerza, lo que nos obligó a usar el conjunto de propulsores de respaldo. Pero luego, los propulsores de control de órbita, parte de ese conjunto de respaldo, comenzaron a comportarse de manera extraña, uno superó en un 10% y el otro por debajo de la misma cantidad”, señala Tiago Loureiro, director de Operaciones de Vuelo de Euclides.
Tras su lanzamiento, una maniobra de corrección de trayectoria empujará a Euclides al ‘punto 2 de Lagrange’, uno de los cinco puntos alrededor del Sol y la Tierra donde las fuerzas gravitatorias entre los dos cuerpos se equilibran, creando ‘mesetas’ gravitatorias alrededor de las cuales los objetos pueden orbitar, de manera estable, sin trabajar demasiado para mantenerlos en su lugar.
Euclides se unirá al telescopio Gaia de la ESA en L2 y al Telescopio Espacial James Webb de la Nasa/ESA. Desde una distancia media de 1,5 millones de kilómetros más allá de la órbita de la Tierra, transmitirá una cantidad récord de datos a la Tierra a través de la red Estrack de estaciones terrestres de la ESA en todo el mundo, detalles preciosos sobre el Universo primitivo y su evolución.
Todo esto se ensayará en las simulaciones en curso que se llevan a cabo en el centro de control de la misión ESOC de la ESA, primero con equipos locales y luego reuniendo a equipos científicos en el centro técnico ESTEC de la ESA, SpaceX, estaciones terrestres y socios de Thales Industry.