Airbus ha superado con éxito la Revisión Preliminar del Diseño (PDR) de Ariel, la nave espacial de gran estudio de exoplanetas infrarrojos con detección remota atmosférica. Esta misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) estudiará la composición de los exoplanetas, cómo se formaron y cómo evolucionan, examinando una muestra diversa de unos 1.000 planetas extrasolares en longitudes de onda visibles e infrarrojas.
El desarrollo y las pruebas de equipos y subsistemas ahora pueden continuar para garantizar que la nave espacial avance según lo previsto bajo la dirección de Airbus, contratista principal de este contrato de alrededor de 200 millones de euros. Airbus también proporcionará experiencia y apoyo a la ESA para el desarrollo del módulo de carga útil.
“Las observaciones de estos mundos nos darán información sobre las primeras etapas de la formación planetaria y atmosférica y su posterior evolución. Esto, a su vez, contribuirá a la comprensión de nuestro propio Sistema Solar y podría ayudarnos a descubrir si hay vida en otras partes de nuestro Universo y si existe otro planeta como la Tierra”, dijo Christophe Gabilan, director del proyecto Ariel en Airbus.
Se han identificado más de 5.000 exoplanetas desde la primera observación en 1995, en particular mediante la misión Gaia de la ESA, también diseñada y construida por Airbus. Otra misión de la ESA construida por Airbus, CHEOPS, lanzada en diciembre de 2019, caracteriza exoplanetas que orbitan estrellas cercanas, observa estos planetas conocidos en el rango de tamaño entre la Tierra y Neptuno y mide con precisión sus radios para determinar la densidad y la composición.
Sin embargo, se sabe poco sobre la composición química de sus atmósferas. El reciente descubrimiento por parte del telescopio Webb, en particular gracias al instrumento NIRSpec, construido por Airbus, de metano y dióxido de carbono en la atmósfera de K2-18b, un exoplaneta 8,6 veces mayor que la Tierra, demuestra que aún queda mucho por descubrir en el futuro.
Después de su lanzamiento, en 2029, a bordo de un lanzador Ariane 6, Ariel será inyectado en una trayectoria de transferencia directa al segundo punto lagrangiano (L2). Gracias a su diseño térmico y mecánico muy estable, la nave espacial podrá realizar observaciones a largo plazo del mismo planeta/sistema estelar durante una duración de entre 10 horas y hasta tres días. Su misión tendrá una duración de cuatro años con una posible prórroga de al menos dos años.