Los fabricantes aeroespaciales del mundo acabarán uniéndose; de hecho, trabajamos juntos en el medio ambiente y la seguridad, que no son terrenos para competir. Yo me solía ver dos veces al año con el jefe de Airbus para colaborar, ha dicho en Zaragoza John J. Tracy, ex vicepresidente y director de Tecnología de Boeing de 2006 a 2016, con ocasión de su lección inaugural del curso en la Universidad.
Durante su mandato al frente del equipo de ingeniería de Boeing, se crearon productos aéreos muy relevantes, como el 787 Dreamliner, el primer avión de pasajeros en contar con un fuselaje compuesto; el 747-8 Intercontinental, una versión actualizada del avión comercial más grande de Boeing; el X-37, un avión espacial no tripulado experimental de 30 pies, primera nave espacial reutilizable desde el Transbordador Espacial; y el Phantom Eye, un avión de larga duración, alimentado por hidrógeno, de 150 pies, aviones de demostración no tripulados de largo recorrido.
Doctor en Física por la California State University-Dominguez Hills y doctor en Ingeniería por la University of California-Irvine, Tracy, nieto de vascos, es un especialista en materiales compuestos y su primera ponencia presentada en una conferencia internacional fue en Madrid.
En declaraciones al Heraldo de Aragón, señala que “ha habido una alianza entre Boeing, Airbus y Bombardier y creo que acabará con una conjunción final de todos, con los chinos y los japoneses. De hecho, trabajamos juntos en el medio ambiente y la seguridad, que no son terrenos para competir. Yo me solía ver dos veces al año con el jefe de Airbus para colaborar”.
Durante su lección inaugural del curso 2019-2010 en la universidad zaragozana, Tracy destacó la relación entre la universidad y la empresa. “En Boeing hubo varios casos en los que una universidad importante contrataba a un nuevo profesor y luego le hacía trabajar en Boeing como empleado a tiempo completo durante un año antes de que comenzara a enseñar. Estos tipos de intercambios crearon relaciones estrechas que beneficiaron a la empresa y a la universidad durante años”.
Además, ha añadido que el secreto del éxito en la relación entre las universidades y las empresas es establecer acuerdos a largo plazo, financiar investigaciones de interés para la empresa y contratar a alumnos para prácticas y trabajos a tiempo completo.