La comunidad universitaria se ha reunido en la ETSI Aeronáutica y del Espacio para rendir un sentido homenaje en memoria del profesor Amable Liñán en agradecimiento a toda una vida dedicada a la docencia y la investigación.
Amable Liñán Martínez, figura emblemática de la ingeniería y la investigación científica, murió el pasado 8 de noviembre a los 90 años de edad. Su legado ha trascendido fronteras y generaciones. No solo dejó una huella imborrable en la ciencia, sino también en la formación de innumerables estudiantes, investigadores y colegas. El entusiasmo, dedicación y generosidad para con sus alumnos ha sido el hilo conductor del homenaje.
El acto en memoria del profesor Amable Liñán ha tenido lugar en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en la que se formó y donde desarrolló su carrera docente e investigadora.
El evento comenzó en la biblioteca descubriendo una placa con su nombre, pues desde ahora, como muestra permanente de gratitud y reconocimiento y esperando que sirva de inspiración a las generaciones venideras, la biblioteca de la ETSIAE pasará a denominarse “Biblioteca Amable Liñán”. Se ha elegido este lugar, el más apreciado por el estudiantado, por ser el espacio donde se encuentra el conocimiento y la sabiduría. Además, en ella será depositada muy pronto la biblioteca técnica que poseía Amable Liñán gracias a la generosa donación de su familia.
El homenaje ha continuado en el Salón de Actos, donde los ingenieros aeronáuticos y académicos Javier Jiménez (Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales) y César Dopazo (Real Academia de Ingeniería) han enumerado diversas anécdotas de la vida compartida con Amable Liñán, primero como su profesor y después como mentor y amigo. Ambos han querido dejar a un lado su obra y logros científicos para centrarse en su lado humano, “en la excelente persona que era”. Javier Jiménez ha explicado que “más que un profesor, Liñán fue un maestro, y los maestros enseñan cosas, pero también cambian la vida y la forma de pensar de los que empiezan siendo sus alumnos y acaban siendo sus discípulos. A los que en algún momento nos hemos dedicado a la enseñanza, Amable no sólo nos legó una serie de conocimientos, sino una filosofía de cómo transmitirlos”. César Dopazo ha querido recalcar esa idea de ejemplaridad cerrando su intervención con estas palabras: “Nos dejas tu colosal obra, tu entrañable humanidad y tu ejemplo vital”.
El decano del Colegio de Ingenieros Aeronáuticos, José Manuel Hesse, también ha agradecido sus enseñanzas. “El éxito de sus alumnos era su mayor recompensa. De él aprendimos la humildad, el respeto y la sencillez. Hacía fácil lo difícil, hacía sentir emoción por aprender materias difíciles como las matemáticas y la mecánica de fluidos”.
En el acto ha estado presente su viuda y, en nombre de la familia, ha intervenido su hijo Javier Liñán, quien destacó la dedicación plena de su padre a la Universidad: “Desde que tengo recuerdos, él eligió entregar su vida a la física y a esta Escuela. Su solidaridad con el prójimo y su amor por el arte, la literatura, la música, el cine… la hemos heredado de él. Sus opiniones para nosotros han sido dogmas”.
Precisamente por esa dedicación, “la Escuela le debía este homenaje. Representa tanto para nosotros que no podíamos dejar de hacerlo; aquí, en esta casa en la que posiblemente pasó durante años más horas que en la suya propia”, ha explicado Gustavo Alonso, director de la ETSIAE. “Amable Liñán no se desvinculó de la Escuela, sino que tras su jubilación siguió interesado en involucrado en trabajos de alumnos y tesis doctorales. No solo es maestro de maestros, es mucho más: ha formado a profesores, que a su vez han formado a otros profesores y así sucesivamente”.
“Liñán es un símbolo de lo que queremos que siga siendo la Escuela: la excelencia, el rigor, el no temer enfrentarse a retos complicados. Él nos transmitió la idea de que la ingeniería aeronáutica y espacial constituyen un motor de progreso para España. La importancia de que ingenieros bien formados pudieran contribuir al desarrollo tecnológico y por tanto al progreso de nuestra sociedad”, ha afirmado el director de la ETSIAE.
Las palabras del rector de la UPM, Óscar García, cerraron el acto asegurando que “poco más hay que decir que no se haya dicho en este homenaje. Me han emocionado algunos de los testimonios, que hablan de que Amable Liñán era un hombre generoso, serio, humilde, con rigor, con las ideas muy claras, un magnífico profesor y un impresionante investigador”.
En su intervención ha reconocido todo lo que la UPM le debe al profesor Liñán. “Muchas veces decimos la Universidad Politécnica de Madrid es una universidad de gran prestigio, nacional e internacional, y eso quien lo consigue son las personas que forman esta universidad, y si alguien ha llevado el prestigio de la universidad muy lejos, es Amable, sin ninguna duda. Ojalá cojamos su testigo y tengamos muchos ‘Amables’– entiéndanme lo que quiero decir– que sigan reconduciendo el prestigio de esta universidad”, explicaba el rector.
El consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Emilio Viciana, ha querido acompañar a la comunidad universitaria en este emotivo reconocimiento. En 2007, Amable Liñán recibía el Premio de Investigación “Miguel Catalán”, destinado a promover, ensalzar y reconocer los valores científicos y humanísticos de investigadores vinculados a la Comunidad de Madrid que, a través de su trayectoria profesional, han contribuido al avance del conocimiento.
Un legado científico incalculable
La trayectoria académica y profesional de Amable Liñán representan la misión de la universidad pública. Nacido en un pequeño pueblo de León en una familia humilde, pudo estudiar una carrera técnica y labrarse un futuro ligado a la ciencia y la investigación accediendo a la universidad pública y devolviendo después a la sociedad la oportunidad dada, en forma de conocimiento y progreso.
Liñán fue catedrático de Mecánica de Fluidos en la UPM y recibió numerosos premios, reconocimientos, distinciones y homenajes a lo largo de su vida. Entre ellos destacan, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1993 y la Medalla de Oro Zeldovich del Instituto Internacional de Combustión, en 1994, principal distinción internacional en esta área.
Sus aportaciones científicas fueron decisivas para el avance del conocimiento en combustión, propulsión y mecánica de fluidos, campos en los que estableció modelos teóricos fundamentales que hoy siguen siendo referencia a nivel mundial. En octubre de 2025, apenas una semana antes de su fallecimiento, Amable Liñán depositó su legado personal e intelectual en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, en un acto de homenaje organizado conjuntamente con la Real Academia de Ingeniería.











