La presentación de los resultados financieros del primer trimestre anunciados para este miércoles por Boeing ha suscitado la expectación entre sus accionistas y aerolíneas clientes por la detención en la producción de su modelo más vendido, el 737 MAX, debido al descubrimiento hace 10 días de algunos problemas de calidad de su proveedor Spirit Systems.
El problema podría provenir desde 2019 y estaría en la instalación de dos herrajes que unen el fuselaje de popa fabricado por Spirit a la cola vertical, que no estaban fijados correctamente a la estructura del fuselaje antes de enviarlo a Boeing.
Tal y como indicó entonces Boeing, según recogió la agencia Reuters, no se trataba de un problema de seguridad de vuelo y los aviones en servicio podían continuar operando. La Administración Federal de Aviación (FAA) dijo que había “validado” la evaluación de Boeing de que no había un problema de seguridad inmediato “basado en los hechos y datos presentados por Boeing” y que la agencia evaluará todas las aeronaves afectadas antes de su entrega.
Pero la duda ahora radica en si la detención de la producción variará las previsiones de entregas para este año.