El fundador de la empresa aeroespacial SpaceX, Elon Musk, ha sido elegido Personaje del Año 2021 por la revista norteamericana Time, por ser “una de las pocas personas que ha tenido más influencia en la vida en la Tierra y, potencialmente también, en la vida fuera de ella”.
En su retrato del personaje, la revista destaca que “el hombre más rico del mundo no tiene casa y recientemente ha estado vendiendo su fortuna. Lanza satélites en órbita y aprovecha el sol. Este es el hombre que aspira a salvar nuestro planeta y conseguirnos uno nuevo para habitar: payaso, genio, visionario, industrial, showman, canalla. Su empresa emergente de cohetes, SpaceX, ha superado a Boeing y otros para adueñarse del futuro espacial de Estados Unidos”.
“Eso ha convertido a Musk, con un patrimonio neto de más de 250.000 millones de dólares, en el ciudadano privado más rico de la historia. En abril, SpaceX ganó el contrato exclusivo de la Nasa para llevar astronautas estadounidenses a la luna por primera vez desde 1972”, explican en la revista.
“Hace unos pocos años, Musk fue burlado rotundamente como un estafador loco al borde de la quiebra. Ahora, este tímido sudafricano con síndrome de Asperger, que escapó de una infancia brutal y superó una tragedia personal, somete a los gobiernos y la industria a la fuerza de su ambición”, continúa la publicación.
Time también expone que “para Musk, su vasta fortuna es un mero efecto secundario de su capacidad no solo para ver, sino para hacer cosas que otros no pueden, en escenarios donde lo que está en juego es existencial. Se crió en un entorno difícil y nació con un cerebro muy especial. Es un magnate de la fabricación: mueve metal, no bytes. Sus cohetes, construidos desde cero sobre la base de la visión revolucionaria de un autodidacta, han ahorrado miles de millones a los contribuyentes, han revitalizado los sueños espaciales de EEUU y están lanzando satélites para ampliar el acceso a Internet en todo el mundo”.
“Musk esconde su gran estructura bajo el enorme anillo de acero que sostiene el cohete más alto y poderoso jamás diseñado y observa las docenas de boquillas del motor que lo impulsarán”, sigue señalando la revista.
“El objetivo general ha sido hacer la vida multi-planetaria y permitir que la humanidad se convierta en una civilización espacial”, dice Musk, no porque sea rentable, sino porque sería “emocionante”, al menos para él. “Y la próxima gran cosa es construir una ciudad autosuficiente en Marte y traer allí a los animales y criaturas de la Tierra. Una especie de arca de Noé futurista”, añade el homenajeado.
Time añade que “como Musk puede creer algo tan improbable es más fácil de entender cuando aprendes cuán improbable ha sido su éxito actual en el espacio. Antes de que fuera el pasaporte de Estados Unidos al sistema solar, SpaceX casi lleva a Musk a la bancarrota. Su primer cohete, el Falcon, falló tres veces antes de alcanzar la órbita en 2008. La compañía procedió a crear el Falcon 9 y luego el Falcon Heavy, que tiene tres grupos de nueve motores. La agrupación de motores se consideraba anteriormente una mala idea debido a la cantidad de partes móviles que pueden fallar explosivamente, una de las muchas suposiciones que Musk cambió. «Cuando miré por primera vez la agrupación de motores en el Falcon 9, tuve que poner los ojos en blanco», ha dicho Scott Pace, director del Instituto de Política Espacial de la Universidad George Washington.
Los cohetes tampoco debían volar más de una vez. Durante décadas, las etapas de cohetes gastadas fueron abandonadas al mar. «Nadie ha fabricado nunca un cohete orbital totalmente reutilizable de ningún tipo«, dice Musk. “Simplemente vivimos en un planeta donde este es un trabajo extremadamente difícil”. Describe el desafío con evidente entusiasmo. «Es como si esto fuera un videojuego, la configuración es máxima pero no imposible». En los últimos seis años, SpaceX ha aterrizado con éxito la primera etapa de 90 de sus cohetes Falcon 9 y ha reutilizado 72 de ellos. Musk aún tiene que lograr una reutilización completa al volver a enviar ambas etapas del cohete.
“Antes de Musk, la industria espacial estadounidense estaba moribunda”, dice Time. En 2011, la Nasa suspendió el último transbordador espacial, después de firmar un acuerdo con SpaceX para realizar recorridos de reabastecimiento de carga sin tripulación a la Estación Espacial Internacional (ISS). SpaceX realizó su primer viaje de este tipo en 2012, dos años antes de la competencia, y en 2014, la Nasa recurrió a la compañía y al gigante Boeing para llevar tripulaciones a la ISS. SpaceX lanzó su primera tripulación a la ISS a bordo de una nave espacial Dragon en mayo de 2020. Boeing, retrasado por problemas de desarrollo, no planea ni siquiera un vuelo de prueba sin tripulación hasta el próximo año.
Apetito de riesgo
El éxito no ha disminuido el apetito de riesgo de Musk. Después de ser lanzado al espacio por un Falcon Super Heavy, su próximo cohete, el Starship, se encenderá hacia la Luna, aterrice allí, despegue y regrese a la Tierra, sin etapas gastadas en el viaje lunar. Este llamado modelo de una sola etapa a órbita ha sido la ballena blanca de los diseñadores de cohetes durante generaciones. En vuelos de prueba, cuatro naves estelares prototipo explotaron al aterrizar antes de una prueba exitosa en mayo pasado. Para la Nasa y la mayoría de las empresas aeroespaciales privadas, un solo accidente es un revés del que puede llevar años recuperarse. SpaceX funciona más como una startup de Silicon Valley, donde el objetivo es fallar rápidamente y reintentarlo. Esto se vuelve caro rápidamente. Durante el Día de Acción de Gracias, Musk envió un correo electrónico a los empleados diciendo que el nuevo motor Raptor de Starship se enfrentaba a una «crisis de producción» que podría llevar a la quiebra a SpaceX si no lograba una «tasa de vuelo de Starship de al menos una vez cada dos semanas el próximo año». En el “peor de los casos”, le dice a Time, “la bancarrota no está fuera de discusión, no es probable».
Con su programa Starlink, SpaceX espera lanzar una constelación de hasta 42.000 satélites para proporcionar servicio de Internet al mundo. Pero ese tipo de enjambre en órbita causa estragos en la observación del cielo. «¿Cuántas cosas quieres poner allí?» pregunta Neal Lane, investigador principal en ciencia y tecnología de la Universidad de Rice. «Los astrónomos están haciendo ruido apropiadamente acerca de interferir con su capacidad de observación”.
En abril, la Nasa seleccionó a SpaceX para construir el módulo de aterrizaje lunar para el programa Artemisa, gracias en parte a una oferta baja de 2.900 millones de dólares. Una oferta de Blue Origin de Jeff Bezos llegó a más del doble. Bezos demandó, acusando a Musk de socavar a la competencia. Musk aprovechó la oportunidad para restregar su victoria en la cara del segundo hombre más rico del mundo: «Si el cabildeo y los abogados pudieran ponerlo en órbita, Bezos estaría en Plutón», tuiteó. En noviembre, el tribunal federal de reclamaciones falló a favor de Musk.
En algún momento del próximo enero o febrero, Musk espera poner en órbita la nave estelar por primera vez, impulsada por 33 motores en la base de una enorme nave de 900 metros. «Creo que podemos dar una vuelta alrededor de la luna en 2023», dice, y aterrizar en la superficie de la Luna en tres años, avanza el fundador de SpaceX.
Espera que algún día los cohetes lleven a 100 personas a la vez a Marte, donde las naves pueden recargarse con combustible fabricado en el Planeta Rojo y transportarse de regreso a la Tierra. Cuando se le pregunta cuándo cree que esto sucederá, Musk se detiene durante un largo momento, como si calculara todas las variables: regulaciones federales y programas de producción, objetivos de vuelo de prueba y requisitos de baño. «Me sorprendería que no aterrizáramos en Marte dentro de cinco años«, dice finalmente.
“¿Qué harán los humanos allí y durante cuánto tiempo? Hemos hecho poco uso de la Luna desde que aterrizamos allí hace 50 años”, dice Musk, quien sostiene que la vida interplanetaria es el próximo gran salto de la evolución, como la aparición de organismos multicelulares y también que Marte podría proporcionar un hogar para la humanidad si la Tierra se vuelve inhabitable.
