Eamonn Brennan, director general de Eurocontrol, asegura que “el tráfico aéreo está actualmente en el 78% de los niveles de 2019, pero la situación actual de Omicron está obligando a muchas aerolíneas a reducir su capacidad en enero hasta en un 30% e incluso a cancelar algunos vuelos debido a la alta exposición del Covid-19 en la tripulación”.
No obstante, el directivo sigue confiando en que 2022 se basará en la resistencia que mostró la aviación en 2021 ante una crisis que había paralizado las economías el año anterior. “Tan pronto como la situación mejore, esperamos ver un rápido repunte para acercar la aviación europea a los niveles de tráfico de 2019”.
“Al mismo tiempo, este año debemos acelerar urgentemente nuestros planes para hacer que la aviación sea sostenible, reconstruyendo mejor con una importante inversión en nuevas soluciones tecnológicas”, explica Brennan.
Recuperación del tráfico aéreo en 2021
Los últimos datos de Eurocontrol, revelan una recuperación del tráfico parcial pero crucialmente sostenida en Europa durante 2021. El tráfico comenzó el año al 36% de los niveles de 2019 en enero y se recuperó sólidamente durante el verano, gracias a las vacunaciones masivas y el Certificado Covid digital de la UE, en alrededor del 70%, alcanzando un máximo en agosto de 2021 de 26.773 vuelos.
Los vuelos de vacaciones se prolongaron hasta el otoño con un tráfico que aumentó al 81% a finales de octubre y, a pesar de Omicron y los requisitos adicionales de salud y seguridad para muchos destinos, en diciembre el tráfico alcanzó el 78% de los niveles de 2019. En general, el tráfico anual en la red de aviación europea alcanzó el 56% de los niveles de 2019.
“No esperamos que este crecimiento se desvanezca en 2022, con un tráfico en camino de recuperarse para finales de 2022 al 70%-90% de los niveles de 2019”, aseguran desde Eurocontrol.
Sin embargo, los impactos financieros y sociológicos siguen siendo enormes, y no mucho mejores que durante el primer año de la pandemia con 1.700 millones de pasajeros menos en 2020, 6,1 millones de vuelos menos y 22.200 millones de euros en pérdidas para las aerolíneas europeas.