España se prepara para un salto cualitativo en materia de seguridad y defensa con una clara vocación tecnológica e industrial. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado la aprobación del Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa de España y Europa, que permitirá alcanzar el 2% del PIB en inversión en este ámbito en 2025. El Plan contempla una dotación adicional de 10.471 millones de euros sobre lo ya presupuestado, lo que eleva el total a 33.123 millones.
Aunque el anuncio está formulado en clave política, las implicaciones para el sector aeroespacial, y particularmente para la industria espacial, son de primer orden. El refuerzo en satélites, telecomunicaciones seguras, ciberseguridad e inteligencia artificial plantea una oportunidad inédita para consolidar capacidades propias en un contexto geopolítico y tecnológico de máxima exigencia.
Uno de los bloques de inversión más relevantes para el sector espacial será el segundo pilar del Plan, que concentrará el 31% del presupuesto, unos 3.260 millones de euros, y estará destinado al desarrollo de nuevas capacidades en telecomunicaciones, ciberseguridad y tecnologías digitales avanzadas. Esto incluye la adquisición de nuevos satélites, antenas, radares y la modernización de los sistemas de comunicaciones cifradas de las Fuerzas Armadas.
También se reforzará la infraestructura crítica en la nube, redes 5G y computación cuántica, configurando lo que el Ejecutivo define como un escudo digital nacional. Esta arquitectura dual, de uso civil y militar, se alinea directamente con las líneas maestras del programa espacial europeo y abre el terreno para una mayor participación de España en iniciativas como IRIS2, el sistema europeo de conectividad satelital segura.
Tecnologías de doble uso: prioridad estratégica
El presidente Sánchez ha subrayado que el Plan impulsará «una nueva ola de innovación y reindustrialización», con un fuerte componente en tecnologías de doble uso. Esto refuerza el protagonismo del sector espacial como catalizador de innovación transversal. La observación de la Tierra, la navegación por satélite, el procesamiento masivo de datos o la vigilancia climática encuentran aquí una nueva justificación estratégica.
Las aplicaciones espaciales, más allá del entorno militar, adquieren peso creciente en la gestión de emergencias, la protección de infraestructuras críticas, el control de fronteras o la monitorización medioambiental. El desarrollo de capacidades nacionales en este campo, que a menudo se articulan a través de consorcios industriales, será clave para garantizar la autonomía operativa en escenarios de crisis.
El Gobierno estima que cerca del 87% de la inversión prevista se quedará en territorio nacional, lo que beneficiará directamente a empresas tecnológicas, centros de I+D, startups y grandes contratistas del ecosistema aeroespacial. Según los cálculos del Ejecutivo, el Plan permitirá aumentar la inversión estatal en I+D+i en un 18% y generará más de 36.000 empleos directos y otros 60.000 indirectos, muchos de ellos en perfiles de alta cualificación técnica.
Se espera que el impacto sobre el PIB se sitúe entre 0,4 y 0,7 puntos porcentuales, lo que refuerza la tesis de que la industria espacial puede y debe ser uno de los motores de la reindustrialización española.
Este impulso llega en un momento en que Europa reconfigura su política de defensa, con una mayor atención a la seguridad en el entorno espacial. La guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto la importancia estratégica de las constelaciones de satélites, tanto para la conectividad como para la inteligencia táctica.
España, tradicionalmente rezagada en este terreno, parece decidida a acortar distancias. El nuevo Plan podría suponer una plataforma para aumentar su protagonismo en programas europeos y reforzar su base industrial con vocación exportadora.
Uno de los aspectos más subrayados por el Gobierno es que el aumento del gasto en defensa no se traducirá en recortes sociales. Según Sánchez, el Plan se financiará con recursos ya previstos en los Presupuestos Generales, remanentes no utilizados y fondos del Plan de Recuperación, en particular los dedicados a ciberseguridad.
Este enfoque apunta a una convergencia inteligente entre defensa, innovación tecnológica y desarrollo económico, donde el espacio juega un papel transversal. En palabras del presidente, “vamos a modernizar nuestras capacidades de seguridad y disuasión con una perspectiva integral de 360 grados”.
El anuncio del Plan supone una llamada a filas para el conjunto del ecosistema espacial en España. Desde operadores satelitales hasta empresas de software geoespacial, pasando por integradores de sistemas, centros tecnológicos y universidades, todos están llamados a participar en una estrategia que sitúa al espacio como uno de los vértices de la seguridad nacional.
La clave ahora será convertir este plan en programas concretos, contratos transparentes y resultados verificables. La industria espacial española, con talento, capacidad tecnológica y ambición, está en condiciones de responder al reto.