El sector espacial se encuentra en una fase de transformación acelerada, impulsada por la creciente competencia entre Estados Unidos y China, la irrupción de actores privados y la militarización del entorno orbital. Europa y España, conscientes de la importancia estratégica del espacio, están redefiniendo su papel para garantizar su competitividad y seguridad en este ámbito.
Durante la Guerra Fría, la exploración espacial estuvo dominada por la rivalidad entre EEUU y la Unión Soviética. Sin embargo, en la actualidad, el espacio es un escenario de competencia comercial, geopolítica y militar, con China consolidando su presencia y empresas privadas, como SpaceX y Blue Origin, impulsando el acceso al espacio con innovaciones disruptivas.
Europa, por su parte, busca reforzar su autonomía estratégica a través de iniciativas como el programa Ariane 6, la constelación IRIS2 y el desarrollo de tecnologías críticas. La cooperación con socios tradicionales, como la Nasa y la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), sigue siendo clave, pero se abre paso una mayor autosuficiencia en ámbitos clave como el acceso independiente al espacio, asegura el general Isaac Crespo, jefe del Estado Mayor del Mando del Espacio, durante su ponencia en el SSSIF2025.
La Unión Europea ha reconocido el espacio como un sector estratégico y ha comenzado a fortalecer su marco regulador para garantizar la seguridad de sus infraestructuras espaciales. La futura legislación sobre operaciones espaciales establecerá normas comunes para el desarrollo y la protección de activos espaciales europeos.
Además, la Agencia Espacial Europea (ESA) trabaja en el impulso de nuevas tecnologías para mantener la competitividad del continente, con énfasis en lanzadores reutilizables, satélites de comunicaciones y plataformas de observación terrestre.
La ESA y otros organismos están apostando por el desarrollo de tecnologías propias que permitan competir en igualdad de condiciones. Sin embargo, el reto principal sigue siendo la falta de una estrategia unificada y el riesgo de fragmentación entre los distintos países miembros.
Seguridad y defensa en el espacio
El espacio se ha convertido en un dominio esencial para la seguridad y la defensa. Desde la guerra en Ucrania, el uso de capacidades espaciales en conflictos ha sido evidente, con ciberataques a redes satelitales y el uso intensivo de imágenes de observación terrestre para la planificación militar.
El desarrollo de armas antisatélite (ASAT) y el despliegue de satélites con capacidades de vigilancia y neutralización han convertido la seguridad espacial en una prioridad. La UE y la OTAN han reforzado su cooperación en este ámbito, promoviendo iniciativas para la protección de infraestructuras críticas en órbita.
España ha avanzado significativamente en su estrategia espacial, consolidando capacidades propias a través del Mando del Espacio, creado en 2023. La transformación del Ejército del Aire en el Ejército del Aire y del Espacio en 2022 marcó un punto de inflexión en la política de defensa nacional.
El país ha potenciado su industria aeroespacial con proyectos como el satélite de observación PAZ, la constelación de satélites SEOSAT y el impulso a empresas emergentes del sector. La colaboración con la ESA y la Comisión Europea sigue siendo clave para mantener el acceso a tecnologías avanzadas y programas espaciales estratégicos.
Los desafíos regulatorios y tecnológicos serán determinantes para el futuro de la estrategia espacial europea y española. La legislación actual, basada en tratados de los años 60 y 70, necesita adaptarse a la realidad de la comercialización del espacio, la proliferación de satélites y la aparición de conflictos híbridos que afectan la seguridad orbital.
Por otro lado, el auge de la economía espacial ofrece oportunidades sin precedentes. La explotación de recursos espaciales, el turismo orbital y la expansión de infraestructuras comerciales en órbita baja son tendencias que marcarán la evolución del sector en los próximos años.
Uso dual
Uno de los debates más relevantes en la actualidad es la integración del uso dual en las políticas espaciales europeas. Las capacidades espaciales no solo tienen aplicaciones comerciales, sino que también desempeñan un papel fundamental en el ámbito militar y de defensa. La tendencia global apunta hacia una convergencia entre los sistemas espaciales comerciales y gubernamentales, con modelos de colaboración público-privada que optimizan los recursos y garantizan la disponibilidad de infraestructuras críticas en tiempos de crisis.
En este contexto, la creación de sistemas de vigilancia y seguimiento espacial (SST, por sus siglas en inglés) está cobrando relevancia. Europa ha desarrollado sus propios sensores y radares para mejorar la monitorización de objetos en órbita, sin depender exclusivamente de los sistemas estadounidenses. Este desarrollo responde a la necesidad de contar con capacidades propias para la seguridad y estabilidad operativa en el espacio.
El futuro del sector espacial europeo dependerá en gran medida de su capacidad para integrar el uso dual, fomentar la colaboración internacional y reforzar su industria para competir con las grandes potencias. A medida que la tecnología sigue avanzando, la clave estará en encontrar un equilibrio entre la cooperación y la competencia para garantizar la sostenibilidad y seguridad de las operaciones espaciales europeas en el futuro, explicaba el general Crespo.